...de Ushuaia a Alaska, allá vamos, porque a pesar de las diferencias, todos somos iguales.

miércoles, 22 de febrero de 2012

Vuelo familiar

Lugar de encuentro: Medellín, la ciudad de los "paisas" o según muchos, el de las mujeres más lindas de Colombia. "En la plaza de las esculturas", al mediodía.
Emociones previas al encuentro: Ansiedad, alegría y muchas, muchas ganas de llenar de espuma a quienes serían, nuestros compañeros de viaje por 20 días.
Kit: Un pomo de espuma (que nos había sobrado del carnaval en Pasto) y la Westy lista para recibir a 4 mochilas viajeras.

Ahí estaban. Sentadas en un banco de la plaza de las Gordas de Botero. Distraídas, dispersas en la lectura y alguna que otra charla. No las veía hace practicamente un año, a ellas, dos de mis hermanas y a mi prima. Con ellas, Mr. Bruno, el novio desconocido de mi Primma Donna, Flor. A la cuenta de uno, dos y tres las atacamos con espuma, dijimos con Joaquín.

Y así sucedió. Entre nieve falsa, abrazos y risas nos re encontramos después de varios meses sin vernos con mis hermanas, Rocío y Delfina y mi prima, Flor. Advertencia de ahora en más: tiendo al fanatismo cuando hablo de mi familia. Pues entonces, querido lector, no tome lo que escriba al pie de la letra y sepa que esa idolatría es hereditaria...

Ups...en la foto de abajo la niña descubre, por primera vez y con el estupor de la madre, lo que regala la naturaleza a un hombre. La mamá, aunque deseosa de taparle los ojos a su hija, no pudo hacer nada. Esto me recuerda a una anécdota infantil. En sala de 5 años, las maestras de catequesis convocan a mi madre, preocupadas por una situación que, según ellas, era motivo de aflicción y alarma. En la clase de Dios, las maestras habían dibujado a Jesús y preguntaron a nosotras, las alumnitas. "¿Qué le falta a Jesus en este dibujo?. Pasen a dibujarlo". Cuentan las malas lenguas de las catequistas que yo me levanté y dibujé el miembro de Jesús. Por suerte tenía una mamá lo suficientemente sensata y adelantada como para reírse y responder a las maestras que enseñaban sobre Dios, "Por favor...¿esto les preocupó? Al contrario es bueno que mi hija tenga claro lo que es masculino y femenino". Nunca más supe nada sobre esas catequistas...
El recorrido con la familia incluyó varios destinos de la costa caribeña, muchos de ellos, secretos bien guardados, como deben permanecer los secretos claro...pero como son secretitos de lo más lindos, abrimos la caja de Pandora y los compartimos con todos ustedes. Se trata de rincones 100% colombianos no muy promocionados aún pero que en cualquier momento podrían salir del closet, tal como lo hizo Ricky Martín. ¡Enciende tu motor...allá vamos! (es probable que el orden de las fotos no sea el adecuado según el mapa de Colombia, pero se descompaginaron al bajarlas...ese dato va para los lectores más obsesivos y exigentes, que los hay, los hay...)

Rincón del Mar, en San Onofre. Tal como su nombre lo indica, es un bellísimo, autentico y calmo rinconcito sobre el mar caribe, en el extremo norte del Golfo de Morrosquillo.
Sus habitantes, afro descendientes en gran mayoría, son gente super amable y abiertos a las visitas. Los niños juegan en sus calles de arena. Cuando cae el sol, la brisa de la tarde permite a sus habitantes volver al lugar que, a simple vista, pareciera ser el predilecto, las veredas de arena blanca y conversaciones de lo cotidiano.

Una de los recuerdos más lindos y
divertidos para el grupo de los seis,
fue haber conocido a Oscarsito,
de dos años y varios más en el mundo de los fierros, a Fulito, no Julito, Fulito. Gran, gran bailarín, de sangre movediza y ritmo nato, fanático de la  canción de moda "Nosa, nosa, asi voce me mata, ay chichi pero..", canción que todos en el pueblo cantaban. Los pescadores, los niños, los padres, los peces, los mosquitos de noche y nosotros, el grupo de los 6...¡Nosa, nosa, asi voce me mata!. Y también Danielito, que tenía cagando a todos los demás nenitos...
Abajo, Fulito, Danielito y...uy, me olvidé su nombre...¿alguno de los 5 me lo recuerda? Gracias y la próxima visita traiga un frasco de Fosfovita.
Visitamos un grupo de islas paradisíacas. La primera, la isla de Palma, tiene un acuario, al cual no accedimos pero dicen que vale la pena. En esta isla hay un super archi hotel de 5 estrellas. Su exclusivo valor incluye a dos delfines, encerrados en una piscina. Esto me hizo acordar a la famosa  y polémica estancia de Lewis, en el sur de Argentina, ya que nos contaban que cuando este señor llega a la parcela de tierra, liberan a un grupo de ciervos para embellecer el ambiente.
Como suele suceder en un grupo, los roles se dan naturalmente, según las características de cada integrante. En el caso de este transitorio y alegre equipo, puedo decir que los roles fueron los siguientes: Mr. Bruno, el portador y cebador de mates. Cargaba hasta 2 termos a la vez. Las Primma Donna (primeras cantantes), Flor y Delfi. No había forma de frenar sus cánticos. Toda frase u oración la relacionaban con una canción. Si yo decía "Uy, que calor!" ellas cantaban "Ahora hace calor, la música suena bastante bien". Hasta las más desopilantes palabras lograban transformar en música. Rocío o "Mi Bella Dama", obsesionada con el clásico "Breakfast at Tiffanys", se empeñó en encontrar EL sombrero para acercarse a Audrey Hepburn y lo logró...eso sí, me contó que cuando volvió a Buenos Aires no pudo volver a usarlo. Le dije que se lo pusiera mientras estudiaba para su exámen, así sería la estudiante puertas adentro más glamorosa del año...pero nadie lo sabe...bueno, ahora ustedes sí.

Nosa, nosa, así voce me mata...ay chichi pego, ay, ay, chichi pego...menusa, menusa, asi voce me mata...por Flor y Roció.

Hubo momentos de tensión en el grupo. El truco, divide aguas. El tema es que se armó un clásico: Mr Bruno y Joaquín VS Rocío (la timbera número uno) y la Primma Donna, Flor. Delfi nunca quería jugar y cuando lo hizo llevó al equipo a la ruina y yo, de distraída, quedé afuera. Por lo tanto, el conflicto se produjo cuando yo quise provocar otro clásico, en el que yo participara...pero no hubo caso..El Clásico ya estaba consumado y las chicas les pasaron el trapo a los chicos...
La Primma Donna, Flor. Es una de las personas más graciosas que conozco de la tierra. Su humor, rápido, picante y lo suficientemente zarpadito, la vuelve una de las personas más divertidas para pasar la vida...

El paraíso está en Múcura, una de las islas a la que acuden gran mayoría de colombianos.
Mr Bruno, abajo, cebando mates y desplegando el rol en su máximo esplendor.



Y llegamos, después de varios días de playa y Nosa, Nosa así voce me mata, a la mágica, romántica, colorida y eternamente bella Cartagena de Indias. Como contaba en la primera entrada, Cartagena tiene varias caras, pero me voy a detener en la más bella de todas, la que provoca los sentimientos de amor más lindos del mundo...Cartagena, definitivamente, una de las ciudades más increíbles de América. Donde hay más música que silencio... Y ¿qué puede ser más lindo que la música?...(sí, ya sé lo que estás pensando, pero además de eso...). ¡Viva la Musica, Viva Cartagena!
El Bar de Fidel, uno de los más conocidos dentro de la ciudad amurallada para bailar salsa y beber ron. Lo tengo que decir: me resulta más complicado de lo que esperaba bailar salsa...
Cada esquina de la ciudad amurallada es digna de una postal. 



Una nostálgica mujer, algo pasada de copas, le canta a Joaquín canciones de amor, entre gritos, melodías desafinadas y recuerdos de una mejor vida...
No se que es lo que más se encuentra en esta ciudad, si música o sombreros. 
Recorriendo con Rocío puestos de sombreros para encontrar el de sus sueños, nos probamos algunos.
El Museo del Oro tiene interesantes piezas de oro de las culturas originarias de la región, los sinú y los zenu. 








A los hermanos no se los elige pero a veces se tiene la suerte de la amistad y cuando eso pasa, el vínculo es uno de los más fuertes que puede existir entre un ser humano y otro...
Construir, seguir conociéndonos y respetarnos, eso es lo que más deseo para nuestra relación de hermanas. ¡Las quiero mucho! 



El grupo de los 6 tuvimos el privilegio de vivir un verdadero milagro cristiano. María, la virgen, sí, sí, aunque no lo creas, se nos presentó a través de un fideo...son las nuevas tácticas que usa para presentarse. Joaquín quería comprobar si los fideos ya estaban listos y cuando lo tiró contra pared e, e, ¡se formó la M!. A María las lamparitas ya no le resultan efectivas ya que comenzaron a usarse las de bajo consumo y en estas le cuesta manifestarse. El fideo está guardado dentro de una cajita de vidrio y cualquiera que osara robarlo para comerlo sería seriamente castigado.

La realidad vista desde los ojos de un borracho (pueden ser Joaquín o Rocío que no aparecen en esta imagen). Te prefiero fuera de foco, inalcanzable...
Nos despedimos con esta foto, bastante representativa de esos días juntos. Mr Bruno besando a su novia, la Primma Donna. La otra Primma Donna bailando, Rocío, de perfil más bajo saca la foto (ups, se me escapó, ahora saben quien fue la borrachita) y Joaquín, que esa noche pedía que lo llamaran Gaspar.¡Todos juntos, pasamos unos lindísimos días!
¡Las quiero mucho familia!

En la próxima, el encuentro con uno de los lugares más especiales hasta el momento para nosotros, desde  "donde se crea el amor para el mundo".
¡Gracias por acompañarnos en este viaje, pronto a cumplir 1 año y pronto a tener su primer balance!
¡Y a Vivir se ha dicho...que no es lo mismo a haber nacido, como ser madre no es haber parido! 

lunes, 13 de febrero de 2012

El don de gentes

Teniendo en cuenta la entrada anterior, un tanto polémica, encuentro cierto alivio en relatar nuestros primeros pasos en Colombia. No fueron grandes acontecimientos, sin embargo, algunas historias pequeñas y encuentros con pequeños, son fiel muestra de lo que uno puede ver, si decide mirar un poco más profundamente la vida de un país. Meterse en los pueblos alejados de las cuidades, es darse un baño de amabilidad y generosidad con su gente.
La entrada a Colombia, o mejor dicho la salida de Ecuador fue bien larga, varias horas de cola que no hubieran valido la pena si no hubiera sido por los amigos efímeros que nos hicimos. Un grupo de tres amigos, y tres chicas sueltas, todos colombianos, nos fueron introduciendo durante 6 largas horas al mágico mundo que es este país.


Lo que mejor mueve mi sangre antes de entrar a un país nuevo es ver los cambios inmediatos que se dan entre límites: el cambio de moneda, mirar los billetes, las marcas populares de cerveza que entoldan todos las tiendas, los productos que se venden, las patentes o placas de los autos, y escuchar las palabras que van variando traspasando la línea imaginaria. Son los menudos indicios de que un nuevo libro se abre.


Todo un evento es el momento de pegar la bandera de un nuevo país alcanzado.

El recorrido, por fin, y por primera vez, nos cruzaba con una cuidad de fiesta, en serio. "¿Van a Pasto? Llegan justo para el Carnaval de los Negros y los Blancos". Matanga. 
Este desbarajuste, en la vida cotidiana de los pastusos (dudo que este gentilicio sea el correcto), viene de mucho tiempo atrás, cuando durante 3 días, los blancos jugaban a ponerse en la piel de los negros y viceversa. Entonces, el primer día todos se pintan de negro, al siguiente, todos de blanco. No se salva NADIE, no respetan ni a sus madres, todos, jóvenes, ancianos, niños, policías, bomberos, alcaldes, autos, casas y kiosqueros, cualquiera que por ahí ande, recibe talco, espuma o pinturas, según el día.





El día 3, que debía del párrafo anterior, es el gran desfile de carrozas.
 11:15 AM -"Vayamos con perfil bajo así no nos tiran talco" Sugerimos recién bañados después de una larga semana sin que el agua corriera patinando por el jabón sobre nosotros.
11:16 AM - "Gringooooooooos" grita el cizañero vendedor de pomos de espuma extra large.
11:17 AM - "Deme dos" dijimos, cayendo en su trampa como dos quinceañeras. "¡A defendernos como podamos!".
Como dije antes, ni a la policía se respeta en estos días. Aunque Clari, dudosa de su deseo de desacato, le preguntaba una y otra vez si no la iba a arrestar si le tiraba con su arma. 

Después de embocar a un camión repleto de militares con mi pomo, porque no me iba a perder la oportunidad de semejante acto de insubordinación, me dediqué a maquillar, aunque fuera fugazmente, el bollo que le hizo una camióneta a la Westy en Bolivia.
 Es imposible escapar de pandillas como esta, que se multiplican por miles en todas las calles. Turbas sedientas de descontrol y talco. 
 Jenny y Vanezza, las dos amigas de la fila fronteriza que siguieron con nosotros hasta Pasto. Guías introductoras de lujo para lo que venía.

 El imponente santuario de Las Lajas en Ipiales. Un lugar que no hubieramos ni oído de no ser por que íbamos con Jenny en la Westy que nos insistió para que pasaramos. Mucho mejor que leer la Lonely Planet es dejarse llevar por los lugareños que siempre generosos, revelan los parajes más "secretos".


 Ni  los uniformados en cumplimiento de deberes se eximían del polvo blanco. Estas dos fotos no son en Pasto, pero los pueblos vecinos no quisieron perderse la ocasión y también, todos tienen su días carnavaleros. En otras palabras, todo el sur colombiano estaba en plena joda esos primeros días de Enero. 

Popayán, o la "Cuidad blanca", tiene una arquitectura impresionante, que uniformada por el pálido color de sus paredes la hace especialmente vistosa.
Como teníamos que pisar el acelerador para llegar a encontrarnos con visitas en Medellín, sólo pudimos darle un paseo corto, pero nos bastó para llevarnos una linda imagen.




 Chorizo en Buga la grande, bastante parecido a su par argentino, pero con arepas y frijoles. 

Como decía, teníamos que andar rápido y tanta fue la velocidad que la Westy se empacó, estalló de presión y una manguera vertió toda su agua.
De noche, ruta poco poblada, pero con el envión llegamos hasta un poste de SOS.
Maldición, me dije para mis adentros, siempre me pregunté cómo funcionarían. Después de presionar el botón varias veces y gritar como un enajenado, después de sentirme bastante parecido a Homero, llegó como por un misterio mágico una grúa y nos llevó al pueblo más cercano.
En el Zarzal, por lo que pudimos intuir, no suelen quedarse varados "carros casa", porque mientras un gentilhombre (como casi toda la gente en este país), nos intentaba arreglar la máquina, cientos, millares de humanos venían a vernos, preguntar dónde quedaba nuestro país, a dónde íbamos. NOs había advertido Jenny, "los colombianos somos muy curiosos y charlatanes". Lo comprobamos.



 Nos miraban comer, una decena de pares de ojos, no los quitaban de encima nuestro, 42 grados celcius, Westy a medio reparar, la desesperación golpeó a nuestra puerta. Exagero, era mucha gente buena, que nos ayudaba y entretenía.
El cariño al colombiano ya se hacía sentir.

Por andar tan rápido y tanto tiempo la camioneta se quejó, entonces decidimos descansar un poco, fuimos a Santa Rosa de Cabal, pasando por alto las grandes metrópolis de Cali y Pereyra, con la firme intención de ir a las afamadas termas del lugar. Fuimos, pero por el costo de la entrada, solo nos quedamos en la puerta. 
No era para lamentarse el hecho de dormir en la entrada de las termas.


  Teníamos el eje cafetero por delante pero no sabíamos por dónde encararlo, entonces hicimos lo que mejor sabemos: preguntar.
Nos recomendaron una ruta alternativa a la principal y que fuéramos a Marsella. Este pueblito exquisito, está fuera de todas las guías y rutas turísticas que vimos, y gracias a eso disfrutamos de uno de los mejores lugares que habíamos conocido hasta el momento. Arquitectura colonial, ritmo cansino de parroquia sin apuros. Aldea donde la cárcel se cerró por falta de reos que encerrar, dónde el comedor popular dejó de funcionar porque ya no había hambre.
Esa misma noche dormimos en la plaza central, cosa que hacemos únicamente cuando nos sentimos bien seguros. A la vida de plaza no hay con qué darle, mientras comíamos se nos acercó Kevin, un pequeño sabio de 9 años.
Nos enseño de su país y de su pueblo un rato. No podíamos dejarlo ir, entonces, mientras hablábamos con él en el cantero al lado de la Westy, llegaron su hermano Cristian y su amigo Julián.


No sabíamos bien por qué, pero ese trío dinamita nos encandilaba, con sus teorías, sus discusiones, sus juegos.
Julián, con tono serio y después de descansar su barbilla sobre su mano en posición pensativa dijo:"En la Luna no hay vida, en otros planetas sí, hay gente diferente a nosotros. Otro planeta desapareció, y nadie sabe lo que pasó, lo investigué con mi hermana"
Se iba, pensaba un rato más y volvía a contarnos su tería sobre la discriminación entre personas. Se hacía tarde y queríamos ir a dormir, y no sabíamos que pensarían los padres de los chicos si llegaban a esas horas, entonces les dijimos que vinieran a la mañana siguiente, a eso de las 10 así nos despedíamos.


A las 9:30 en punto, estaban los tres, bañados y peinados, decididos a no dejarnos ir. Realmente, nos costó irnos, pensábamos cómo en unas horas podíamos encariñarnos así con tres personas, ni siquiera nos quedó el consuelo de una dirección de mail, como hacemos entre "grandes", solamente nos fuimos pensando en que si algún día volvíamos a Colombia, y fuéramos a Marsella, encontraríamos a 3 adultos que quizas fueran muy distintos. Esto que cuento no tiene conclusión ni moraleja, es simplemente una historia más en medio de tantas, que hacen de nuestro viaje algo tan único. Si pasan por Marsella, pregunten por Kevin, Cristian y Julián, no creo que nadie se arrepienta.


El famosísimo Eje cafetero, famosísimo como la famosísima modelo Marcela Brane.







 La casa de la cultura, ex convento de monjas de clausura. Este edificio encontró mejor utilidad que la de encerrar siervas de Dios. En esta casa se reunen los jóvenes, juegan ajedrez, ping pong, bailan, cantan, estudian y pasan el tiempo. La gente del lugar la valora muchísimo, y la cree parte fundamental de la prosperidad de Marsella. 

 Clara, y los super amigos, Julián, Kévin y Cristian.

En ese mismo parque central, conocimos a Eli y a su familia que nos invitaron a su finca cafetera, eso que uno no puede dejar de hacer si está en la zona y nosotros estábamos a punto de omitir. La invitación de esta generosa familia incluía festejos, paseos y comidas, que lamentablemente tuvimos que rechazar porque el timepo nos corría. Igualmente, la sensación que nos quedó es la de haber recibido todo eso y más. Hasta cuando nos íbamos, como era hora de almorzar nos invitaron a comer a un restaurant, para que no tuviéramos hambre en el camino.






¡Será hasta la próxima, con los relatos de las visitas que tuvieron la suerte de volar en la Westy por el Caribe!