...de Ushuaia a Alaska, allá vamos, porque a pesar de las diferencias, todos somos iguales.

lunes, 2 de julio de 2012

Panamá, tanta alegría

Sobre la dificultad de definir a Panamá y las consecuencias de este embrollo: confusión, mareos y debates junto a otros viajeros que, también enroscados en el enigmático mapa cultural del país, lograron hacer luz allí donde en mi mente  no había más que monitos aulladores y dudosos cuestionamientos acerca de la fiabilidad de mi subjetiva mirada. 

Y como nada es por nada, debo retroceder la historia y recordar esa primera sensación al pisar suelo panameño, después de haber estado cuatro días en alta mar y en condiciones para olvidar. Portobelo fue una especie de madre receptora, de esas madrazas gordas, tetonas, de delantal enharinado y eluditas cocineras de pastas caseras, de brazos fornidos y manos que saben amasar adversidades. Eso fue Panamá los primeros días y los que les siguieron a los primeros. Lejos del peligro y contemplando a las velas de los barcos alejarse en el ya horizonte colombiano habíamos llegado al principio de una nueva ruta que uniría a los pequeños pero bellísimos países centroamericanos.

Del pintoresco e histórico Portobelo, desde donde en épocas de españoles en América se transportó todo el oro encontrado de nuestro continente al viejo mundo, conocímos a una de las ciudades con peor reputación panameña pero paradojicamente la segunda más importante: la polémica y peligrosa ciudad de Colón, que por su comercio podría pensarse como la capital del hemisferio. La Zona Libre de Colón es la más importante de todo el mundo occidental. Allí nos esperaba la Westy, con la ansiedad depredadora de todo aquel que nació sobre cuatro ruedas pero tuvo que dormir en un contenedor durante tres noches en el mar. En Colón nos hicimos la primer pregunta, la misma que arrastramos a lo largo de todos los kilometros que nos llevaron a recorrer este hermosísmo país: ¿Cómo es posible que en la tierra del canal más rico y famoso de América existan ciudades y pueblos tan pobres aún?, interrogante archi conocidísimo que con el tiempo fue perdiendo el verdadero sentido de su contenido, resultando hoy en un cliché para muchos, abulía para los indiferentes, palabrerías para algunos incredulos de la política o una simple pregunta destinada a ser respondida por la teoría del eterno retorno nietzscheriano. Pero...¡¿Cómo es posible que en la tierra del canal más rico de América existan personas viviendo en la pobreza!?, quizás si agrego los signos de exclamación la pregunta adquiere otra fuerza...

En Panamá y a tan solo unas horas de distancia uno puede embriagarse de oceanos, el Pacífico y el Atlántico; valles y montañas para los que anhelan abrigar las calientes  emociones caribeñas por un rato; selvas tropicales que regalan bananos inmaduros, monos que aullan como lobos, guacamayos que con sus colores son capaces de pintar un arco iris, ardillas cascadoras de nueces, lagartijas que cruzan rutas a toda velocidad, cangrejos que cavan hogares indescifrables, peces que van de vacaciones a Costa Rica y después regresan en familia, mosquitos que ya no existen (siento culpa por decirlo pero asesiné miles), iguanas que roncan y hormigas que, como todas las del mundo, trasladan hojas verdes de acá para allá y de allá para acá, impartiendo en nuestras mentes la inevitable hipotesis sobre un probable golpe o revolución. Es evidente que en algo andan y con la ayuda de la vislumbrante mirada de otros viajeros, estamos llegando a la conclusión que no solo ellas planean "algo" sino que los gatos también...algo saben que nosotros nó.

En Panamá conviven indios, chinos, afro descendientes, hijos de indígenas con españoles, índigenas recluídos en el Darién (el límite selvático con Colombia)...bueno, por lo menos esto es lo que datan las guías turísticas sobre Panamá: un país cosmopolita. Quizás Panamá City lo sea y también en el sentido de la cosmpolita desigualdad social, entre los panameños de siempre, atiborrados de carencias y atropellos y los aventajados, también de siempre, que lúcidos de ambición pero no de humanidad, se dieron el lujo de encontrar oro casualmente en las ancestrales viviendas de muchos panameños. Para ser más clara: los políticos y empresarios se dieron cuenta que el Casco Histórico de Panamá podía transformarse en un Cartagena, por lo bello que es (nadie lo duda) y comenzaron a reciclarlo (está quedando muy lindo, nadie lo puede dudar tampoco). Pero ¿que se hace con toda la gente que vive en los miles de conventillos del casco?. Se los envía a casitas más modernas en las afuera de la ciudad, a unos 40 kms de distancia, en el medio de la nada misma. Caminando por las calles del casco uno puede observar a viejitos asomándose a sus balcones, cercados por dos ya nuevos edificios. El pronostico es desalentador, a ese viejito en cualquier momento lo vuelan. ¿Es posible transformar el casco en lo que es hoy respetando el espacio ajeno?, ¿porqué, con el dinero que invirtieron en las nuevas casitas de las afueras no les arreglan a la gente sus ya deterioradas y viejas casas?. La situación es compleja y como suele suceder en este entramado llamado progreso y bienestar futuro, son variadas las opiniones y miradas.

La influencia estadounidense en Panamá es tanta que todo en este país está impregnado de aquellos años en los que Estados Unidos era dueño del canal y por lo tanto, amo de esta tierra. Para algunos, esos años fueron una bendición, para otros, el declive de toda una cultura. Miles de estadounidenses retirados viven en Panamá, incluso hay pueblos en los que uno, de repente, se encuentra hablando más en inglés que en español y los bares y hoteles llevan sus nombres en inglés. En las revistas turísticas se ofrecen playas y tierras a la venta, generalmente compradas por estadounidenses que buscan construir en Panamá una vida similar pero diferente a la que tenían en su país de origen. En Valle Antón conocimos a un campesino panameño que nos contaba sobre las dificultades de la integración en el pueblo. "Hay muchos que vienen y ponen sus reglas y si no las cumples se vuelven locos, pero hay otros que nos respetan".


Afortunadamente Panamá en sí misma es una tierra paradisíaca que conserva aún pequeños espacios silvestres, naturales y públicos. La Playa de las Estrellas, en Bocas del Toro, es uno de ellos, un pedazo de cielo al que llegamos en bicicleta. Y según opina la Westy, es también esta tierra una de las mejores para asfaltear en rutas rodeadas de verdes, plantaciones selváticas y pueblitos de habitantes sonrientes.Me dice la Westy que recuerde en este relato a Clementina y Javiera, las dos viejitas más lindas del mundo, panameñas, panameñas. Claro que las recordamos, Westy. ¿Como nos vamos a olvidar de ellas? y ¿cómo nos vamos a olvidar de la hospitalidad de Jose, que nos bancó más de un mes en su casa mientras esperábamos un repuesto?...Tampoco voy a olvidar la noche que, en el Teatro Nacional, durante la semana del Festival de Cine y, gracias a un simpático boletero, pude entrar gratis a ver La Chispa de la Vida, de Alex de la Iglesia, una genialidad de película. Y para colmar la eternidad de mis recuerdos, mientras sentada en un palco y emocionada por estar ahí por el amor que le guardo a los teatros, ver de repente al mismo Alex de la Iglesia presentar su película con las siguientes palabras: "Esta película es como la vida, para algunos es trágica, para otros, cómica. Seguramente, los corazones buenos de esta sala van a llorar y los corazones más perversos van a reír, solo les pido que no se inhiban de hacer una cosa o la otra." (Alex nos hizo sentir a todos los del público las personas más perversas del mundo y está claro que lo hizo a propósito, porque fue imposible no reirnos). ¡Gracias Panamá por tanta alegría!.


(Si planeas viajar a Panamá, recomiendo que leas el blog de Jose (joseroundtheworld.blogspot.com), ella vivió cuatro años en este país y podría darte buena información). Ah, un detalle importante. Nosotros no pudimos conocer el archipiélago de San Blas, definitivamente uno de los lugares imperdibles de Panamá, por eso...¡no te lo pierdas vos!..ahora sí, ¡Panamá, tanta alegría!

5 comentarios:

  1. Como haces para acordarte de todo lo que contassssssssss??????? Si va a ser asi no es tan grave esperar entre entrada y entrada
    Pura vidaa!!!!

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  2. Hola chicos!! como andan?? leemos su blog cada tanto!!! como la estan pasando en costa rica? nosotros hemos vuelto, estamos en puerto viejo, pero ya en unos dias nos vamos a colombia, hemos decidido cruzar en avion, es lo mas barato ( aunque es caro) jajaja.
    si pueden pasanme algunos datos de colombia, lo mas importante, es si vieron alguna feria para poder trabajar de artesanos....
    Haaa, no es menor, soy Karla, nos conocimos en bocas, en el hotel, argentinos jaja y que en ese momento viajaba con mi mama!!! Se acuerdan no??
    les mando besos gigantess!!! exitoss

    mi mail es vibra.buena@hotmail.com

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  3. Hola chicos, qué bueno leerlos: al hacerlo siento que la vida es eso, que dejar los viajes, los encuentros y conocimientos que traen consigo como algo excepcional es volver la vida misma excepción, mientras se hacen otras cosas, mientras se descansa de ella.

    El párrafo de los retirados estadounidenses me recuerda a un personaje de Doña Bárbara (¿la leyeron?), Mister Danger, un gringito que llega a imponer su ley a los llanos venezolanos; de esos que "llegan y ordenan, que no agradecen el aire, que todo lo consideran suyo" como diría el poeta.

    Bueno ya casi llegan a la mitad del viaje... bueno, al final puede que el viaje no tenga meta. Que la meta sea el camino y así.

    Las fotos están excelentes, buena energía para uds.

    Vanezza.

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  4. heyyyyyy como les va tanto tiempo....con ganas de verlos, y de compartir sin internet mediante...(no saquen la tau jejeje es muy gualichera)
    abrazos
    ramiro

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  5. ola amigos, yo viajar con ustede en velero de philip. queres saber donde se encuentran. mi perder slip rojo, yo queria mucho. lo encontraron usted? por favor, no puedo cambiarme desde entonce.

    greatings

    Aaron

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