...de Ushuaia a Alaska, allá vamos, porque a pesar de las diferencias, todos somos iguales.

lunes, 3 de septiembre de 2012

Tres en uno. Los Bribrí; Río Salvaje y otras cosas.

Capítulo Uno: Breve paso por la comunidad indígena Bribrí, en Talamanca.
 Cuando surgió la posibilidad de conocer a la comunidad indígena Bribrí en Talamanca no lo dudamos ni un segundo. Pusimos reversa y hacia ahí fuimos, en busqueda de nuevas historias que sumaran al interés que tenemos por las culturas de los pueblos originarios. Claro que en cada país, incluso en cada pueblo, las comunidades que llevan en su sangre la primera huella americana, se manifiestan de mil maneras diferentes y el lugar que ocupan dentro de sus mismos países varían de acuerdo a los intereses de los propios gobiernos. Recordamos la lucha de la querida Rosalía, la voz mapuche de Neuquén, una mujer fuerte, apegada a sus costumbres y firme en la convicción de conservar su tradición y cultura, la misma que había sido transmitida por su bis abuela. Rosalía participa en las mesas de dialogo nacional, representando a su gente. La problemática principal de los mapuches: una voz silenciada que grita ser escuchada. La estigmatización de todo un pueblo que, como la mayoría de las comunidades, debe lidiar con los avances de lo moderno, siempre ávido por penetrar en las más antiguas tradiciones. En Colombia, recordamos a los kogis de Sierra Nevada, una comunidad que ha sabido preservar su historia y que habita la sierra en total armonía con la naturaleza. La problemática principal que los atañe: la guerra interna por la coca, razón por la cual fueron expulsados de la sierra por los mismos guerrilleros y Ejercito Nacional.
En Costa Rica nos pusimos en contacto con Ito. Un joven de 30 años, Bribrí de sangre, casado con una mujer canadiense, ambos padres de una niña que crece entre dos mundos totalmente opuestos.
Y para ser sincera, queridos amigos, la visita a la comunidad no fue lo que esperábamos. Por dos motivos. El segundo más interesante que el primero.
1) Lo que hicimos fue más bien un "tour" por la comunidad Bribrí, con Ito como guía personal.
2) Ingenuamente creímos que íbamos a encontrarnos con una comunidad más arraigada a su identidad cultural. Pero nos encontramos con un pueblo practicamente inmerso en la cultura occidental, si así la puedo llamar. Escuelas, centros de salud de medicina tradicional, casas construídas por el mismo gobierno tico, niños volviendo del colegio con uniformes escolares.
 
-"¿Es importante para vos conservar la cultura de tus antepasados?. ¿Crees que es desafortunado que la comunidad Bribrí se encuentre en proceso de transformación?"- le preguntamos a Ito.
Ito cree que el proceso es inevitable pero debe ser llevado a cabo de manera equilibrada, pensada y con mucho respeto. "La gente no puede habitar las casas que dio el gobierno durante el verano porque son demasiado calurosas. Muchos no las aceptan, prefieren quedarse en las suyas porque son más frescas." Ito nos contaba que algunos hombres y mujeres de su comunidad, en especial los más viejos, son los que viven más aferrados a las tradiciones. Los jovenes como el, en cambio, se ven ineludiblemente seducidos por aquel otro mundo que se les ofreció casi sin escapatoria, algo parecido a lo que ocurre con los mapuches en Neuquén. "Quiero que mi hija conozca la raíz de su cultura. Ella viene conmigo a las celebraciones y rituales de nuestra comunidad. El problema es que supuestamente ella no es Bribrí porque quien transmite esa sangre es la madre y mi mujer es canadiense. No veo nada de malo en que ella asuma las dos culturas. Mi hija se considera una Bribrí y eso me alegra".
 


Para llegar a la comunidad tuvimos que atravesar un río, imposible de llegar con la Westy. Ella se quedó del otro lado, bastante acalorada pero contenta por descansar un rato. Nosotros esperamos 40 minutos la llegada del colectivo que nos llevaría hacia el pueblo.


Ito fue un guía de lujo, principalmente por el corazón lindo que tiene. Nos contó mucho acerca de su historia y de la situación política del lugar. Sucede, como en todos lados, que la corrupción y el avivaje de algunos pocos, empaña la tarea de otros.
"Un grupo privado pretende que aquí construyamos hoteles cinco estrellas para recibir a los turistas. Eso sería alejarnos de lo que somos. Si los turistas quieren ver como vivimos, deben adaptarse a nuestras maneras, que son humildes".


Esta es una típica construcción Bribrí, lugar donde se llevan a cabo celebraciones de vida y de muerte, casamientos, velorios y rituales de danza y cantos.

Acostumbrados al turismo, especialmente al de estudiantes estadounidenses que visitan el pueblo, se muestran alegres y conformes. Todavía quedan hombres y mujeres Bribrí que habitan las montañas impenetrables, viviendo a su forma, hablando su lengua. 

El plátano y banano es el cultivo principal de la comunidad.
Lo que nos llevamos de ese día es el recuerdo cálido y hospitalario de Ito, un hombre de puro corazón, interesado por transmitir y enseñar su cultura, de la cual se siente profundamente orgulloso. Y la pregunta que permanece abierta sobre la manera en que se debe pensar la integración de las comunidades originarias a lo occidental y visceversa.
Pato, nuestra amiga argentina que vive en Costa Rica, ya me había dado una interesante visión sobre el tema, una tarde en que, mate de por medio, debatíamos sobre esta cuestión. ¿Acaso la cultura no es algo en permanente cambio y transformación?.
Creo en la capacidad de integración humana siempre y cuando exista un verdadero respeto a la diferencia del otro. En la medida en que no querramos imponer parámetros de lo que para nosotros significa "vivir mejor". No es mi intención ser pesimista, pero el realismo lo puede más: por ahora no se ven demasiados indicios de cambio en lo que respecta a las comunidades originarias. Los blancos, osea nosotros, siempre creímos que lo mejor "para ellos" sería: nuestra religión, nuestra manera de pensar la productividad y en consecuencia el trabajo, la medicina, incluso el amor mismo...
 
Capítulo dos: El regreso de la vengadora. Revancha al río salvaje y a la adrenalina de estar vivos.

Para que entiendan el porqué de mi osadía actual voy a tener que remontarme en el relato algunos años atrás. El tema fue así. Bariloche. Año 2009. Río Manso. Rafting en familia. Primera vez que vivía la experiencia de los rápidos salvajes. Nivel del rafting: 4. Nivel del río: Alto y revoltoso (parecido al clima que se vive en el país políticamente).

Bote Uno: Mi papá (no es deportista pero le pone toda la garra cuando tiene que hacerlo); mi mamá (no es deportista pero le pone toda la garra cuando tiene que hacerlo). (Ahora se entiende porqué ninguno de sus hijos es deportista); Cris, una tía tan aventurera como Virginia Elizalde; Sol, una de mis hermanas que quiere salvar al mundo desde que nació y mi cuñado, Rupert, un inglés que ahora está muy musculoso. A todos ellos hay que sumarle un guía.

Bote Dos: o "La Resaca": Como en el bote 1 no entramos, Rocío, mi hermana salvadora y yo tuvimos que unirnos al siguiente grupo. Todo bien, son 4 rugbiers de Capital Federal. Van a hacer fuerza y van a remar. A estos cuatro papas fritas sumemos al guía (un hombre que gozaba secretamente del sadismo y el poder que le daba su rol de "Guía de Rafting").

"Resumiendoooo", me canta acá Joaquín, no Sabina, sino mi Joaquín.
Resumiendo, les puedo asegurar que los cuatro rugbiers resultaron ser cuatro mantequitas que lideraban el bote. Rocío y yo, las únicas mujeres, de contextura fina y pequeñas como un esparrago, le poníamos más energía que el cuarteto mantequero. El guía no paraba de gritar y anunciar lo peor: "¡Remen carajo!. ¡No es joda esto!. ¡Viene la Garganta del Diablooooooo"....demasiado tarde...dimos contra una roca y el bote voló, como todos nosotros. La única que logró aferrarse a las sogas fue Rocío. Yo me sumergí dentro del río durante unos largos segundos, intensos y traumaticos segundos, suficientes como para regalarme una noche de insomnio y varias clases de psicodrama para dramatizar el momento. Cuando logré sacar mi cabeza del agua, ahí estaba mi hermana, de sangre fría y experta en lo que refiere a reacciones de peligro (si la quieren contratar para que reaccione adecuadamente en momentos adversos la pueden llamar al: 4791-5672). Ella fue la que me rescató.

A partir de este hecho nunca más quise escuchar la palabra "rafting". Incluso dejé de comer manteca durante un año por culpa de los cuatro mantequitas (me pasé a la margarina).

Pero viajar por América es también viajar en el tiempo. Y nuevamente tuve que vermelas con el Río Salvaje. Esta vez gracias al I.C.T, que con su apoyo permanente, nos permitió vivir experiencias como esta: Rafting en Sarapiquí. 
 


Por favor observen mi expresión facial. Soy la salamina que está ubicada adelante de todo a la derecha. Esa cara de viva total me acompañó todo el recorrido que duró...unas tres horas. Le dije a Joaquín antes de subirnos: "¡Vamos adelante, vamos a liderar, me voy a sacar este fucking miedo al rafting!". No, no soy ninguna heroína, todo lo contrario. Una verdadera papa frita, salamina o navolengui como bien podría apodarme en este párrafo. Y sí. Mientras que en el bote de al lado había una familia con dos niños de 6 y 9 años yo sentía estar enfrentando a los mil Gasper, Ghost, Óperas, incluso a los fantasmas de mi ex y cuanto fantasma habitara en ese río salvaje...que en realidad era más manso que Leonor.
pd: Observen por favor al guía. ¿no lo ven? Es el que muy graciosamente dio una mortal en el aire, se hizo bicho bolita y volvió a caer en su lugar. Mientras tanto yo seguía remando y remando...

El pica flor suele sentir placer por la conquista esporádica y transitoria. Los hay de sexo masculino pero también femenino, más conocidas como "las pica floras". Les gusta picotear de aquí y de allá, más siempre se aseguran de dejar tras sí, un halo de aroma floral que suele hipnotizar y seducir a la victima. El momento cúlmine, también llamado "comienzo del desencanto", lo da el primer beso. ¡Nunca beses a un Pica Flor si deseas retenerlo!. Eso si, como la característica de este pajarito es volar de flor en flor, el final de la historia está escrito. Claro, es el único animal o ser humano del que se puede conocer su destino sin tener que acudir a una bruja, astróloga o tarotista. El pica flor SIEMPRE te va a dejar planchando.

 

En Sarapiquí conocimos a la ranita más linda del mundo. ¡No me digan que no es lindísima!. Es la ranita de ojos rojos, que reivindica el orgullo anfibio de ser rana y no serpiente, además de darle la posibilidad a los que sufren de fobia a los sapos de trabajar junto a ella los efectos de la ansiedad y el pánico, mediante conmovedoras charlas. Incluso permite que la acaricien. ¡Lulu, te dedico esta foto, quizás a partir de ahora empezás a querer más al Mundo Anfibio y sinó, te recomiendo lo nuevo de Aristimuño!.
En Sarapiquí,  gracias a la Cámara de Turismo y su amable directora, Rosilyn, pudimos volar. Mi amigo lector, para este momento ya creerás que soy una aventurera de antaño. Mentira. Quiero ser sincera, como siempre lo soy y admitir que en principio yo NO quería hacer canopy. Pero así como se los digo, también les admito que este último vuelo valió realmente la pena. Volamos a unos 50 mts del río salvaje y a una velocidad de 60 kms/hr. Este dato lo ofrezco porque siempre recuerdo que entre los lectores los hay del tipo obsesivo, de esos que valoran este estilo de información. 
El Hombre de las Mariposas. Un joven apasionado por el mariposario que cuida, conocedor de una amplia mayoría de especies y la persona que nos confirmó lo que ya veníamos suponiendo: Muchas mariposas pueden vivir más de un día, quizás dos meses o más.
¡Basta!. ¡Pongamos fin a la romántica y oportuna teoría de la cual se sujetan escritores, compositores o gente normalita como nosotros!. Las mariposas NO mueren en el día. 
Capítulo tres: La fortuna de los buscadores de oro y encuentros de tercer tipo.
 
Y desperté. Un sueño profundo me mantuvo durante años en estado de somnoliencia y alucinación. No. No quiero ser una tortuga que inverna durante meses y encerrada en sí misma, se protege del frío. Con la cabeza amparada por el caparazón, auxiliada de todo mal y toda realidad. Acá estoy, viajando, por dentro y por fuera. Por momentos me siento cansada, en crisis. Tomo prestadas las palabras de un gran amigo, escritas hace algunos días. Llegan al corazón y por eso me tomo el atrevimiento de compartirlas.
"Es una cosa llegar a tener marcas nuevas. Se precisa tiempo y una mente abierta, osea, una esponja de mente que va chupando e incorporando todo lo nuevo. Otra cosa es enmarcar este nuevo propio a lo propio anterior. Este paso es la transición. Al principio de este proceso hay un desequilibrio. Se chocan dos cosas distintas. Es el tiempo y la desaceleración (reflexión personal, la mirada para adentro) que van encontrando el equilibrio. A mitad de camino de este proceso, es normal perderse entre las morales. Crecen inseguridades, una desorientación de moral. En mi opinión se soluciona el conflicto al ver y aceptar la penetrabilidad de las morales. Recién al haberse mezclado y reformado, ahí hablo de un "yo interior" que ya no es el mismo de antes y tampoco lo volverá a ser"
(Roman Lindegger, suizo, 20 años).
Todo me hace volver a la Westy y a Joaquín. Y cuando la alegría se cansa de sonreír, ahí aparece la tristeza, que, afortunadamente también se cansa de llorar. ¿Porqué salimos a viajar cuando teníamos todo resuelto?. Justamente por eso. Por el miedo a tenerlo todo resuelto. Deseo buscar oro para siempre, pero no ese oro, el otro. El que nos hace ser humanos, verdaderamente humanos. 
El volcán Arenal, en La Fortuna, envuelto en una nube. ¡Qué ganas de comer un copo de nieve!.

"Yo debería ser una cabra"- me dice Joaquín cada vez que tenemos que escalar rocas. Su habilidad para saltar entre pieda y piedra lo convierte en un auténtico hombre-cabra. En cambio yo, bastante más temerosa, siempre atenta a dar la pisada justa. 

"Es suavecito el tobogán"-nos dijo el muchacho encargado de los toboganes acuáticos del exclusivo Hotel Brisas en La Fortuna. Este hotel tiene un complejo de aguas termales y además estos toboganes de la muerte. Llegamos al hotel gracias a.....¡el I.C.T!. (Instituto de Turismo de Costa Rica).
Cuestión, este tobogán que a simple vista se parecía al de la plaza de Haedo y Don Bosco, resultó ser una tortura para todo aquel que se animara a tirarse. Si observan los pelos de Joaquín de la cabeza, podrán notar que se encuentran elevados más de lo común. No. Ese día no llevaba gel, es el efecto de la velocidad adquirida en el torbellino de la muerte.
Todas las personas que desembocaban en la pileta termal lo hacían a los gritos, mareos e incluso algunos se llegaron a golpar la cabeza. Yo solo me tiré una vez.

Encuentros con terceros suceden casi todos los días. Esta vez nos encontramos con Mati y Ana, una pareja de amigos que viajan hasta México. Los cuatro decidimos cruzar a Nicaragua. Pero antes, tenemos que frenar para almorzar y después buscar un lugar para dormir. Esa noche lo hicimos donde nunca lo habíamos hecho. Una iglesia evangelista nos acogió en su predio. Así, mientras Ana y Mati armaban su carpa y nosotros estacionábamos la Westy, un grupo de hombres se reunían para rezar y alabar al Evangelio minutos antes de jugar un partido de futbol.
Amigos, no se pierdan la próxima entrada...¡Ser Tico, según ellos mismos!.

3 comentarios:

  1. ay, cuando joauqin dijo q deberia ser una cabra, me hizo extrañarlos... me imagine el tono y todo...

    mas mansa que leonor... increible... jaja no paro de reirme leyendolos!!!

    vuelvan vuelvan vuelvan, ya fue viajar por america...

    ResponderEliminar
  2. Genial!! muy bueno! ahora... no puedo creer que ya esten en guatemala! =) Besos enormes para los dos!!

    ResponderEliminar
  3. Sos grosa Clari, me rei mucho. Me matan tus intentos de superacion, tu amor por los rugbiers y por los obsesivos de los numeros.......
    Idolaaa
    Abrazos y adhiero a Delfi al vuelvan vuelvan vuelvan, ya fue viajarrrr, posta, los quiero igual

    ResponderEliminar

¡Para dejarnos un comentario tenes que elegir la opción ANÓNIMO y simplemente escribir lo que quieras compartir!