...de Ushuaia a Alaska, allá vamos, porque a pesar de las diferencias, todos somos iguales.

jueves, 26 de enero de 2012

La Malabarista de Huevos. Un relato de final duro.


Atención.
Huevos en este cuento = Ideas
Los huevos en esta historia no son sinónimo de valentía, vigor o arrojo.
Astrid = Clara (camuflarme en un cuento es más llevadero para escribir).

Ella hace malabares como la mayoría de los seres humanos, es que Astrid, como tantos, necesita tener Ideas. Cuando baja el sol y también la temperatura del aire, salen en malón los insaciables malabaristas a las callecitas de la ciudad y con ellos, sus huevos, siempre crudos.
Atención. Música de circo por favor (de fondo la melodía círquense).
Ahí están. Los miles y miles de malabaristas con sus huevos. Astrid cree que está completamente sola, ella y sus huevos. Es una viva increíble. Comienza a tirarlos por el aire. Tiene el equilibrio perfecto para que ninguno de los huevos se le rompa. En total son 5. En cuestión de segundos y con la velocidad de un rayo, Astrid logra formar un círculo completo de huevos, imposible de contarlos mientras los maniobra magistralmente. Así, la familia, la sociedad, la política, la religión y el futuro son una órbita giratoria en manos de personas como Astrid, cuyo dominio racional y metódico hace que el show del malabarismo se luzca y siempre se encuentre vigente frente a los demás acróbatas.
Los Malabaristas de Huevos, seres aficionados al mundo de las Ideas, donde el debate y la opinión nunca escasean. Es que sin una Idea no serían Nada y ser la Nada misma, aterra a los malabaristas como Astrid. Acostumbrada a tener un pensar sólido, la chica se acerca a su vecino, también habituado a revolear huevos crudos por el aire.
Atención. Que continúe la música de circo mientras Astrid y su vecino se concentran en el Huevo de Política.
Bla, bla, bla…claro…bla, bla, bla…Sí. Un horror. No, a mí me parece bien. ¿Socialista yo? ¿Facho el? ¿Centro izquierda?...
Atención. Que la música cambie. Un estilo más familiero. Quizás Donald y Las Olas y el Viento. Bien, esa…esa…
Astrid y su vecino se concentran en el Huevo de La Familia.
Y así, los artistas del habla pasan la noche haciendo lo que mejor saben hacer. Hablar.
Pero…de repente…algo totalmente inesperado sucede en la vida de Astrid. Un simple movimiento de pies, una coreografía distinta y un grito que retumba en la callecita, hace que la Malabarista de Huevos crudos pierda el control de sus manos. A lo lejos, una voz, como en eco se hace oír…una voz que murmura “Por haber revoleado  tanto los huevos, se te rompieron, ¿viste?”…
Astrid, desesperada, con todos los huevos en el piso y parte de yema en su mejilla mira velozmente a su alrededor. Los demás acróbatas no parecen notar el traspié radical que sufrió la chica, continúan hablando entre ellos o con ellos…
Astrid siente perder el equilibrio por primera vez en su vida. Sin sus huevos crudos, los que la sostenían y le daban el título de Malabarista, ahora es Astrid A Secas. No le gusta ser A Secas…¡Quiere ser alguien! ¡Quiere dar opinión! ¡Quiere..quiere…! Como todos los Malabaristas de huevos crudos…desea Trascender…pero ahora ya es tarde. Rompió los huevos y no Tiene Nada por lo tanto No Es Nada.
En el bullicio de la noche y rodeada de malabaristas indiferentes a su soledad, Astrid camina enhuevada, como recién graduada de la escuela o la universidad pero sin harina leudante. ¿Pero como? ¡Tengo un título, un excelente trabajo donde me reconocen, tengo un perro, tengo todo lo que una persona Tiene que Tener para Ser…¡Soy Astrid Pérez!...esa soy yo…Se mira a sí misma pero no ve nada más que su ropa enhuevada.
Comienza a llorar.
Atención. Música melancólica. Como para alguien que rompió los huevos.
Sola otra vez, no se vivir…sola otra vez…(Celine Dion)
Perfecto.
Una vieja, de pelo blanco y nariz prominente, la misma de la voz en eco y sabia, como las viejas suelen ser en los cuentos, le hace una seña a la chica.
“Si, yo te llamé. Venga chica. ¿Qué te pasó?”
“Es que soy Malabarista de Huevos crudos desde que tengo uso de razón y recién, por primera vez se me rompieron, por revolearlos tanto. ¿No tendrá más huevos para venderme?”
“Niña…lamento decirte que los huevos de todo el mundo se acabaron. Ya los están usando todos los Malabaristas de la tierra”
“Mierda…y ¿una gallina no tendrá? Para que ponga los huevos. Así, por lo menos, estoy sin mis huevos solo por un tiempo…no soporto no hacer malabarismo, es lo único que se hacer”
“Las gallinas se extinguieron…”
“¡Mierda! Y huevos de codorniz?”
“Mmm…se los llevaron algunos niños pequeños, menores de 12 años. Aunque no lo creas algunos niños, los más obsesivos, necesitan tener huevos, sino sufren mucho”
“Pendejos de mierda…¿y que hago yo? Sin huevos, sin gallinas, sin Nada! Por favor, usted es una vieja sabia, me tiene que ayudar, estoy desesperada!”
“Bueno…voy a hacer una excepción, pero solo porque me das lástima. Tomá…”
La vieja sabia extrae de su bolsillo un huevo duro.
Se lo regala a Astrid.
“Este es el Huevo de la Búsqueda…Nunca lo rompas, nunca lo frías, ni lo pases por agua… cuando estés tentada con una tortilla de papas, buscá otros medios, pero nunca uses este huevo…la Búsqueda es algo que nunca debe terminar…es bueno romper todos los huevos y comenzar a buscar de nuevo.”
Astrid miró a la vieja sabia con cierta duda (qué raro que no incluyó al huevo relleno en su lista de prohibidos, pensó). Pero como era sabia supuso que el huevo duro la ayudaría…
Y así, guardó el nuevo huevo en su bolsillo y con los dedos, palpando la cáscara, sintió una sensación jamás experimentada. Sonrió.
Astrid a Secas ya se estaba encariñando con el huevo duro…

…que la vida nos encuentre siempre buscando… 

martes, 24 de enero de 2012

2 en 1. Un acordeón en la mitad del mundo (para suavizar el cabello) y La tierra del Café (para darle más volumen a la entrada capilar)

En la costa del Pacífico, limitando con Perú y Colombia,
existe un país rico en naturaleza, pequeño como un acordeón. 
Es Ecuador, tierra que deslumbra por su diversidad cultural y natural,
un tesoro en la mitad del mundo...
Como un libro de hojas arrugadas, el acordeón se abre y vacía de melodías,
es pequeño, sí, pero imponente en su canción. 
Sierra de viejos y aire fresco, de volcanes y picos andinos,
Costa del sol, dorada, enamorada, de pescadores y gaviotas,
Selva tropical abrumadoramente verde, de ríos inquietos, aves coloridas y monos dormilones.
Sueños que descansan bajo la sombra de una laguna repleta de caimanes y pirañas.
Ecuador, acordeón en la mitad del mundo, 
sufrió de la inestabilidad política durante años, 
y como una melodía desafinada o una canción carente de letra,
recuperó la música de la mano de un presidente apasionado por el socialismo del s XXI.
Rafael Correa, tomó al pequeño acordeón y lentamente, con el disgusto de la minoría y el aval de la mayoría, devolvió a Ecuador una canción más bella a la que acostumbraron escuchar siempre...canción inconclusa...
Su letra habla de identidad, dignidad y orgullo ecuatoriano.
Un acordeón en la mitad del mundo se hace oír, recupera la belleza que siempre supo tener y muestra al mundo la diversidad de su natural y frondosa música.
Despedirnos de Ecuador implica  volver a la ruta y mirar a los ojos a un nuevo país, tierra que huele a café, viste escotes y baila salsa en cada uno de sus rincones...
Colombia.
¡Ya llegamos a la cuna del vallenato, del cacao y a la pista de baile más ancha del planeta, el Caribe y sus playas de arena blanca y agua tan transparente a la que casi, casi le tocamos el alma...!
¡Chau Ecuador y Bienvenidos a Colombia...un país donde el café puede resultar muyyy amargo también!...(ya les contaremos porqué)...
Bienvenidos también a la tierra del conflicto narco más famoso de los últimos años...Colombia, en todas sus caras... próximamente, por este mismo canal...(¡público y para todos!) 

martes, 10 de enero de 2012

El Amazonas para encender los sentidos

Después de un mes de intenso trabajo en la parrilla, de frecuente socialización, las ganas de seguir adelante, dejar el sedentarismo y encontrar la añorada soledad, salimos de Cuenca después de varios días de emociones, navidades, cumpleaños y despedidas.
El festejo de Navidad fue en la casa de Jairo y Marcia, a esa altura amigos nuestros, que nos abrieron las puertas como si fuéramos algún sobrino o familiar más. Como tantas cosas a lo largo de este casi año de viaje, fue un 25 de Diciembre bien especial, muy distinto a cualquiera que hubiéramos vivido antes, si hasta hubo karaoke en vez de pesebres.


 Ooooobviamente, la primera persona que se puso a cantar fue Clara, no conociendo la vergüenza, decidió romper el hielo dedicándome "El amor de mi vida" de Ricky Martin, este gesto heróico de amor lo hizo antes de saber que mi regalo de cumpleaños n° 30 era una remera Dry Fit, no creo que jamás me vuelva a cantar una canción tan romántica. En este acto confieso y reconozco mi error, prioricé la practicidad ante la emoción, y fallé.
 El juego de canto duró desde la mañana a la noche, igualmente, la afición exacerbada de los concurrentes no menguó si quiera en los últimos minutos de la fecha santa.
 En esos últimos días conocimos a Anibal (su acordeón) y Amira, una pareja de artistas con una obra itinerante muy buena. Como suele pasar, los mejores ejemplares de homínidos, los perdemos de vista rápido y nos quedamos con las ganas de verlos nuevamente, cosa que esperamos ocurra más temprano que tarde.


Ahora, y con el permiso de los que ahora leen, voy a volver a mi faceta más documentalista para pasar a contar algunas de las maravillas que vivimos desde nuestra vuelta a las rutas.

En Ecuador, el año viejo, 31 de Diciembre, se despide a todo trapo, tiran la casa por la ventana, queman a las personas... la última es literal. Pero por suerte son muñecos de las personas. La cuestión es que cada familia o grupo, elige a algún miembro, lo recrean en un muñeco (que trasladan en los paragolpes sin razón lógica aparente)  y minutos antes de que el año expire lo queman, haciéndolo a éste dejar una herencia a los demás. Además, en cada metro de cada ruta del país, hay hombres y niños disfrazados de mujer atravesando sogas, obligando a los conductores como nosotros a frenar y colaborar con alguna moneda, los primeros 5 nos dieron gracia y les retribuimos felizmente, de la sexta a la número 67 fueron desvalijando estos desinflados bolsillos sin tregua y dejándonos sin alegría a nosotros. Desesperados por encontrar un lugar alejado para para recibir el nuevo año, esta demora constante casi hace colapsar nuestro sistema nervioso, pero por fin encontramos, ya cerca de la zona selvática, una cancha de fútbol sin jugadores donde aposentar nuestra querida Westy y empezar a disfrutar.



 Precavido como soldado que huye para otra guerra, presioné el temporizador de la cámara de fotos 10 segundos antes de que dieran las 12, y pudimos eternizar el brindis más lindo y especial en años, encima teníamos un vino muy rico que nos regalaron Héctor y Adriana para la ocasión. Después de un largo día de piquetes transvestidos y contratiempos, resistimos como 2 minutos más y nos entregamos al primer sueño del 2012.


Con el año de estreno salimos a conocer la región amazónica de Ecuador, sin mucho tiempo, no teníamos plan alguno y como pre calentamiento paramos en un zoo de la ruta para ir conociendo a la fauna de la zona.



 Bernardo y Agustina, los tapires que quisieron hurtar mi artefacto.









 Con los adorables monos payaso, me costó la amistad como al Principito lograr la del zorro. Iban y venían pasando cada vez más cerca de mi cuerpo, después el coqueteo siguió con toques al pasar hasta que por fin logramos estrecharnos las manos.

 Como quien dice, les das la mano y te agarran la cabeza.


Acá empezó la verdadera experiencia en la selva, después de que un zabandija canoero nos dejara en el muelle de la cuidad de Coca, faltando a su honorable palabra, nos quedamos tristes y desahuciados como León Gieco sin saber qué hacer ni a donde ir. No salían más Canoas río abajo hasta dentro de 2 días y esta cuidad sobre el Río Napo no invitaba a quedarse ni una hora más. Los mosquitos ya picaban aunque fueran las 7 de la mañana, el mercurio de los termómetros ya daba más de 30, y nuestras mochilas tenían lo necesario para un par de días de selva. Antes de que la desilusión fuera irremediable, apareció Patricio Juancak, un guía local que vio nuestras caras y nos recomendó una reserva a la que podíamos llegar con auto.
La reserva de Limoncocha, es un paraíso sin la contaminación del turismo a gran escala, es la selva en estado puro, alrededor de una laguna decidieron proteger a muchas especies que empezaban a correr riesgos. Pero en el momento que la protección comenzó, adentro vivían Silverio y Josefina, que juntos habían sido los primeros pobladores de la zona y habían llegado con una misión evangelizadora norteamericana hace casi 50 años.
Ahí fuimos, y como bienvenida, Don Silverio me hizo llevar la garrafa de gas de 50 kg con 50 grados centígrados durante unos 50 metros.



 El mismísimo pionero que le puso nombre a la laguna: "Limón, porque había dos limoneros y porque el agua tiene color limón" ????? (Y uno que piensa que la gente que ponía nombres a los accidentes geográficos se rompía el cráneo antes de hacerlo)

 Media horita de canoa hasta la cabaña nos sació las ganas de navegar por la selva amazónica.


 Joaquín: "Clari, me dijeron que abajo, por ese sendero hay una vertiente de agua fresca, dicen que cae en una pileta, nos podemos bañar, vamos!!"
Esa fue toda el agua fresca que encontramos en nuestra estadía en la reserva.

 Sólo las mariposas que posaron aparecen, las demás, tímidas prefieren el perfil bajo.

Joaquín y el Ceibo gigante. Cuendo volví y comenté al lugareño de mi descubriemiento, río y dijo: "Ese es el enano"



 Mientras el macho explora la densa y húmeda selva, arriesgando sus entrañas para encontrar alimento, la hembra descansa plácida sobre la hamaca.

 El calor asediaba, cualquier paseo costaba más de lo que podíamos pagar, la ansiedad me daba bofetadas en el muelle, media docena de canoas semi-hundidas a mis lados, estaba por huir con una, siendo presa fácil para los caimanes y las pirañas. Pero llegó Silverio para ofrecerme una en condiciones aceptables y salimos, hacia las oscuras aguas de la laguna Supay Cocha (Laguna del Diablo es la traducción, por las alimañas que infectan el marrón líquido) con una canoa y dos remos como toda defensa.



 Luego de dudarlo, debatirlo y pensarlo mucho, decidí nadar por la zona de los caimanes hambrientos.
Cuando subí, mi mano ayudó a Clara  a proceder de igual manera, pero su estancia en el agua duró lo que un suspiro y no alcanzó el tiempo para sacarle una foto.



 La vida y los días transcurren, para esta familia, en lo que para nosotros es la experiencia más extrema en años, el niño pesca, la señora pesca, y eso comen.









 Zeta Bosio y Charlie Alberti, volvieron al look que los llevó a la fama y esperan a que su amigo mejore para volver a tocar juntos.





A la noche tocó la "caimaneada", es decir, salir a ver los caimanes. La alarma del temor se nos encendió cuando al subir a la endeble canoa, giramos y vimos a nuestro capitán... cito. Era el mismo niño de 12 años que algunas fotos arriba salía a pescar. 

 Augusto el tranquilo fue el primero que se dejó ver.

 Gregorio "el mal llevado" nos hizo cagar hasta las patas. La secuencia fue: Iluminamos sus brillantes ojos color naranja y lo detectamos; el niño capitán arrima la canoa a su guarida de plantas flotantes y avisa: "Ahora va a venir"; acto seguido, la maligna bestia de casi 3 metros estaba golpeando la embarcación furiosa y con la boca abierta. Unos segundos para recuperarnos de la parálisis causada por el miedo y pudimos sacarle algunas fotos mostrando su ira.

 Así quedamos, y que nadie nos juzgue si nunca vivió la violencia de un reptil tan de cerca.



 La Westy y su manía por subirse a barcos frágiles.



Y bueno, para despedirnos de Ecuador, en Tulcán, pueblo fronterizo, pasamos la noche en un parqueadero, o estacionamiento en criollo. La familia que ahí vivía nos invitó muy amablemente, nos convidaron desayuno típico, con carne, papas y palta, peeeeero, todo con una condición. Como argentino tenía que hacerles un chimichurri a lo argentino. Con mi basta experiencia gastronómica me puse manos a la obra y les dejamos el chimi para que lo disfrutaran.


¡Será hasta la próxima, desde el país del café!... A veces nos miramos y no podemos creer haber llegado tan lejos, estamos muy contentos y con muchas ganas de seguir, siempre.