...de Ushuaia a Alaska, allá vamos, porque a pesar de las diferencias, todos somos iguales.

miércoles, 10 de abril de 2013

La belleza de lo simple

  Siempre se vuelve a la realidad. No todos los días se vive de fiesta y carnaval. La cotidianeidad, por ser cotidiana y no extraordinaria, suele estar hecha de momentos simples. En lo aparentemente común a nuestros ojos se encuentra la verdadera magia, quizás por eso no deberíamos anhelar más que la simpleza de lo corriente, que es la fuente de toda verdad. Un animador del carnaval se lo dijo a la Reina de Cuyutlán, que se mostraba como poseída por su blackberry: "¡¿Qué haces mirando siempre para abajo?¡Mira para arriba, la noche estrellada que te pierdes!".

Y nada puede ser más común en este pequeño pueblo mexicano que escuchar por la mañana al  vendedor de camarones anunciar a través de su megafono: "¡Fresco el camarón!, camarón con cabeza,  camarón sin cabeza, frescoo el camarón!". O enterarse de los sucesos más trágicos del pueblo de la mano de un auto de noticias que, dando vueltas a la manzana, informa con escalofriante morbosidad..."Un muchacho de 17 años ha asesinado a su novia y la ha arrojado a la piscina para simular su suicidio. Repito. La ha asesinado y arrojado a la pi-sci-na. El asesino, todavía suelto, se ha pegado un tiro en la pierna izquierda como muestra de arrepentimiento, dicen que lleva un cuchillo en su mano derecha. Atención vecinos de San Pancho. Asesino sueltoooo". El autito macabro esparce el miedo a los habitantes del pueblo y luego, tras dar cuatro vueltas y media a la plaza, desaparece para regresar al día siguiente con nuevas noticias.

 San Pancho le rinde honor a lo cotidiano,  a la plaza, a la peluquería de Natalí, a los vendedores ambulantes y a las señoras que disfrutan bailar regettón en la vía pública. El barrio y la naturaleza se unen en este pueblo y por eso creo que San Pancho es simplemente extraordinario.
 
Disfrutar del atardecer en una playa desolada, 
tomar clases de baile con las mujeres del barrio y de paso aprender algún hit mexicano...
"Mami qué sera lo que tiene el negro...mami que sera lo que tiene el negro...
No, no, no, al coco no, al coco no...no te me subas al coco no, no, no, no"
 
La energía de una mujer multiplicada por veinte puede lograr lo impensado, sobre todo si lo que se hace es bailar zumba y se entonan las estrofas del Himno Universal Femenino: "...Esta loca, no te olvida...Te buscaré bandido, te atraparé bandido, te lo juroooo, pagarás por tu amor...". Unidas (y algo vencidas por el placer de un buen plato de frijoles), las mujeres logran amedrentar con su baile fundamentalista a cualquiera que haya tenido la desgracia de nacer con un par de testículos y se atreviera a merodear por la plaza en el momento en que la transfiguración energética se estuviera produciendo.
 
Nuestra casa fue la plaza, nuestra vecina, Yamila. Argentina, profesora de letras, mamá de Maia( y de muchas chicas más a quienes ayuda con su trabajo). ¡Gracias Yamila por ser una buena vecina durante nuestra corta estadía en San Pancho!
Cría cuervos y te comerán los ojos....

¿Cómo sería el mundo si todos, en vez de responder lo esperado, comenzáramos a responder con la verdad...o ni siquiera con "la verdad", con "nuestra verdad", que tampoco es verdad?. ¿Realmente importa tanto lo que decimos?. Salirnos del cassette que compramos en la tiendita de la vuelta y empezar a jugar un poco con las palabras...(¡Para Pipo y Ceci, gracias por el lindo encuentro!)


Y ahora, queridos lectores, tal como Joaquín lo había anunciado en la entrada anterior...
Cuando El Rey Feo volvió a ser lindo y anónimo (y había caído quizás en la depresión, engordado 20 kilos y comprado una corona de cotillón para rememorar sus días de gloria), cuando el cielo se pobló de nubes y dos estrellas cantaron "Barro Tal Vez" y cuando la Westy ya comenzaba a mostrar signos de frigidez...apareció...
¡Vivi, su nuevo compañero de aventuras!.
Sus dueños, Julien, un francés que cruzó el Atlántico con su nave amarilla, solo y con el sueño de andar las rutas. En el camino se enamoró de Carolina, una chilena que por Bolivia andaba...y nunca más se separaron. Su historia de amor merecería un capítulo aparte, por pasarle el trapo a todas las películas románticas que hasta el momento se hayan creado...
 
Las chicas y sus carros. Clara, Carolina, Westy y Vivi.
Con nuestros nuevos amigos conocimos a Raquel, Alondra y Carmen. Mujeres entrañables, a quienes estamos profundamente agradecidos por habernos abierto las puertas de su casa con tanto cariño. Alondra y Carmen, expertas en la gastronomía, nos deleitaron con platos demasiado ricos. ¡Ojalá, de corazón, volvamos a vernos!
pd: Joaquín, ¿qué hacés con la corona del Rey Feo? jaja

Para acceder a nuestro último destino en el mapa mexicano, nos embarcamos durante16 horas en un barco de carga que cruzaría el Mar de Cortéz y nos llevaría a uno de los lugares más increíbles de todo México, la Baja California.
"El Padrino" era el encargado de la cocina. Marino hace muchos años, cuando escuchó a Carolina contar que era chilena, recordó nostalgicamente a su amada Maribel, una chilena de quien se había enamorado perdidamente durante sus viajes como marino, muchos, muchísimos años atrás. Todos los meses le prometía a su amada que volvería a verla, hasta que un día nunca más pudo volver. Desde aquel entonces nunca más supo de Maribel.
Lo más loco viene ahora...
Carolina, asombrada, nos contó que en el pueblo donde "El Padrino" sitúa su historia de amor, existe una mujer que todos los días va al puerto a tejer...una mujer que, según dicen, se volvió loca de amor y no se llama Penélope...
Caro y Julien
Disculpe querido lector por tener la desverguenza de publicar esta foto.
La insistencia fue de Joaquín, que, a toda costa quería contar que vimos DOS ballenas.
La foto es igual a una que saqué en un viaje de estudios a los 13 años, en Puerto Madryn. Una mancha en el agua. 
De ese viaje, además de las 36 fotos de manchas que saqué, recuerdo también la remera negra de "Yo amo a las ballenas" y un collar con la cola de la ballena que de tanto ajustarlo al cuello casi me ahorca (la moda, a veces, incomoda).
Un domingo en Bahía de los Angeles.
Los delfines también salen a dominguear.
Cada vez que tomo el volante le pido a Joaquín que me saque una foto.
En total, de estos dos años de viaje, solo deben haber 4 imágenes. 
Ojo. No es porque yo no quiera manejar. La injusticia tiene un nombre: MA-CHIS-MO.
Dice que manejo MAL.
El Increíble Hulk mexicano.
En Cataviña, una cueva con pinturas rupestres, parecida a la Cueva de las Manos en Santa Cruz, nos sorprende en un campo de cáctus y enormes piedras.
Entre tantos cáctus se esconde la Westy...¿la encontraron?
(como la belleza que se esconde en lo cotidiano)
Los bomberos de Ensenada, como todos los bomberos en México, fueron abiertos y cálidos. . En la foto, todos de azul, con las remeras de "Bomberos de Ensenada".

Avisos Parroquiales

Aprovecho este espacio para hacer público nuestro agradecimiento a Juanca, el anterior dueño de la Westy, que siempre nos ayuda a la distancia con sus consejos. Nadie conoce tanto a la Westy como el...
¿Donde están Ciro y Juli?
Nico, escribíme algún mail, che. 
 "Desafío Javier". Alguien que deje un mensaje antes que mi leal cuñado y amigo.
Belu, te deseamos lo mejor para el lunes. ¡Te queremos y admiramos!.
En la próxima, una entrada de yapa sorpresa y el mapa de nuestro recorrido.