...de Ushuaia a Alaska, allá vamos, porque a pesar de las diferencias, todos somos iguales.

jueves, 13 de junio de 2013

Algo hizo crack...

La casualidad es un tema recurrente en la vida de estos viajeros. Hoy en día se la socava en nombre de la declarada enemiga mía, la causalidad, que también algunos llaman universo, otros, cosmos, hay quienes Dios, o hasta incluso los más modernos, "karma".
No quiero volver a aburrir otra vez con mis intrincadas teorías anti causalidad y pro-casualidad, asi que a los hechos me remito.
Promediaba el apacible marzo californiano, cuando nuestro querido anfitrión Moisés nos regaló el primer teléfono que tuvimos en todo el viaje. Hecho de por sí insólito, y más aún que tuviera línea libre para llamar con gusto. Por los mismos días nos poníamos en contacto con un grupo de fanáticos de Westfalias que saben socorrer a cualquier propietario en problemas, y sólo por las dudas alguno nos pasó el número de teléfono de un miembro del grupo de algún rincón de California.
Los hilos se unen y la magia se desata en el momento más crítico que le tocó vivir a esta nómada pareja. Dejábamos kilómetros atrás para reunirnos con la familia de Clari cuando en algún punto entre San Diego y Los Ángeles algo en la dirección de la aguja de la temperatura estaba mucho más al Este de lo recomendable. Después de superar la extrema tensión que significa orillarse en esa marea de bólidos metálicos que es la autopista 5 que une estas dos urbes, de salir con el motor en ebullición hasta la primer salida posible, y de propinarle unos cuantos golpes firmes y sinceros a la pobre Westy, decidimos llamar (con el inusual teléfono con inusual crédito) al número de ese tal Mark que vivía en algún lugar a menos de 2000 millas a la redonda en el tercer estado más grande de EEUU.
A continuación la transcripción más fiel que puedo recordar de la conversación, para causar más impacto en el lector:
-Yo: Hi Mark
-Mark: ¡Si, quién habla? (La conversación se llevó a cabo en un ininteligible inglés por mi parte, el misterio más grande es cómo me entendió alguna palabra)
-Yo: Me llamo Joaquín, viajo con mi mujer Clara, desde Argentina, se nos quedó la camioneta en la autopista 5, me dieron tu teléfono los del grupo Wet Westys, no se dónde vivís, pero no tengo otro teléfono..
-Mark: ¿Dónde están exactamente?
- Yo: En la salida de Oceanside.
-Mark: Vivo a 3 minutos, esperame ahí.
Él es Mark, y al margen de la enorme casualidad que significa el hecho de que tuviéramos teléfono, su número y que la Westy decidiera decir basta justito ahí, el milagro más grande fue que esa persona fuera quien fuera. Mark tiene, al menos declaradas ante la mujer 10 Westfalias, es quizás una de las personas que más sepa en el mundo de este noble vehículo, encima tiene todos los repuestos que alguien pudiera necesitar y además de todo me enseñó a arreglar todo lo imaginable, menos el motor que obviamente arregló un mecánico.
Voy a enumerar algunas de las cosas sólo para sentirme orgulloso de todo lo que aprendí, consciente de que mi bella mujer me va a regañar por tan aburridos datos:
-Bomba de freno
-Pastillas, discos y cáliper de los frenos delanteros
-Bomba de embrague
-Alternador
-Cárter
-Semiejes
-Rulemanes
-Mangueras varias
-Bomba de dirección hidráulica
-Bajada de caja de cambios
Y más cosas que ahora no me acuerdo.
Así de sucio y de feliz terminaba cada día, muy cansado, pero muy contento de estar arreglando con mis propias manos tantas cosas. Cosas que creía que nunca en mi vida iba a ser capaz de hacer.
Y para probarla, salimos a dar unas vueltas por los deslumbrantes desiertos del sur de California, pasamos por pueblos que creíamos eran solo escenografías de películas amarillentas. Como Julian City, camino al desierto de Anza Borrego.
Para sentirse solo hay una receta infalible y es partir hacia el medio de esta tierra yerma, estacionar y dejar pasar un par de días. Este tipo de páramo, es contradictoriamente el lugar preciso para que florezca todo lo que uno puede estar ingnorando a fuerza de todas las distracciones que regala la cuidad. (Para el que mira rápido la foto y lee hasta el final del párrafo (usted es un poco raro), le cuento que nuestra Westy está arrinconada y mimetizada entre las espinosas plantas.
Y sí, hasta en el desierto la flor puede crecer.
Además de un rico crecimiento interior, a algunos el desierto les pega para otros lados. Después de caminar un rato aburrido, se pueden pasar horas intentando aparentar que escalan peligrosísimas paredes de granito, e incluso poner caras de gran esfuerzo.
Siguiendo por esta zona de tierras secas y áridas, fuimos a dar con la curiosa cuidad de Palm Springs, en otros tiempos refugio de estrellas de Hollywood y hoy en día un enorme oasis artificial de palmeras y centros comerciales. Desde arriba de una de las montañas que la rodea se puede ver como en medio de una infinita llanura amarilla, el desvío de unos cuantos ríos le da vida a esta cuidad que para protegerse del calor insoportable incluso en primavera, vive derrochando agua y aire acondicionado. En este lugar uno se puede hacer una idea concreta del desperdicio que implica querer fundar un pueblo en un lugar donde la naturaleza no tiene intenciones de permitirlo. Sinceramente, no entendimos cómo a alguna persona se le puede ocurrir venir a vivir a un lugar así, pero bueno... todo esto pasa mientras Clari le mira la bombacha a Marilyn.
Pero no toda la artificialidad nos choca, continuando el camino fuimos a parar a Pioneertown, un pueblo construido como escenografía para una película en la década del 40, en alguna zona perdida del desierto. Así como nació, permaneció durante más de 6o años. Hoy es un secreto turístico que cada tanto convoca a los más famosos músicos del mundo para tocar ante un puñado de gente, según ellos mismos, por la mística del lugar.
Y de nuevo la casualidad nos regaló otra muestra gratis ese día, como llegamos a la tarde y vimos que armaban un escenario, preguntamos. Ese mismo día tocaba Franz Ferdinand, una banda escocesa que andaba de gira por la zona y esa noche tocaba para sus 100 máximos fanáticos y nosotros dos.
El destino siguiente era el Parque Nacional Joshua Tree, más tierras áridas, pero esta vez salpicadas por el árbol de Josué, nombre que le dieron los colonos mormones bajo los efectos de vaya a saber uno qué sustancia al ver las ramas similares a los brazos del patriarca bíblico.
Ahí mismo descubrimos que la mayoría de los campings de los parques nacionales no tienen nadie que cobre la entrada, por eso los alegres acampantes ponen la plata dentro de un sobre y lo meten en un buzón. Así funciona y por lo visto bien, algo inimaginable en cualquier otro país que hayamos pasado.
Y la vuelta de prueba llegó a su fin con un éxito rotundo, todo perfecto, y ahí sólo volvimos a lo de Mark para bajar la caja de cambios para ver si los engranajes estában bien y de paso sacar las pérdidas de aceite.
Así llegamos al fin de la visita a lo de Mark y Anne, obviamente las palabras de agradecimiento por tanta ayuda nunca fueron suficientes, pasamos 15 días desordenando su rutina y engrasando todo a mi paso.
Ellos vinieron a desmoronar de un soplido la idea de que la mayoría de los estadounidenses son fríos e individualistas, toda la ayuda incondicional a dos desconocidos habla por sí sola.
Por eso vamos a estar eternamente agradecidos nosotros dos y sobre todo la Westy que no sólo tuvo su merecido paso por el mejor spa del mundo sino que también pudo vivir rodeada de sus congéneres como nunca antes en su vida.
Se acabaron los arreglos pero no los desiertos, y por desgracia, menos el calor. El termómetro del Parque Nacional Death Valley (Valle de la muerte) marcaba 40° C y prometía seguir escalando. Me animo a decir que el nombre no se debe a ningún eufemismo, el sopor que produce el bochorno del lugar, es lo más parecido a la muerte.
La mayor parte del valle está por debajo del nivel del mar, y en el fondo se llega a los 83 metros por debajo. No corre la más mínima brisa y el aire pesa sobre los hombros como en ningún otro lugar del continente.
El cartelito sobre las rocas indica el nivel del océano, y todo lo hizo la nueva Westy, el único vehículo que se atrevió hasta esos confines del infierno SIN aire acondicionado en los últimos 20 años.
Después de llevar nuestras anatomías a tales condiciones, nada podía ser peor, y mucho mejor fue el área de descanso que encontramos vacía para nosotros. En la mayoría de las autopistas del país existen estos lugares perfectos para los viajeros de exiguo presupuesto. Baños, mesitas y agua potable. Demás esta decir que descansamos más de las 8 horas permitidas, estuvimos ahí unas 36, que incluyeron ducha en canilla de alta presión y todo.

Después de tanta soledad, de tanta lejanía de toda comodidad, la contradicción máxima se nos hacía presente sin aviso previo. Las Vegas, "la cuidad del pecado" aparece en medio de la nada misma con su inconfundible silueta llena de provocación.
No cuesta nada imaginar por que se asocia a este punto del mundo como el lugar del pecado, las luces, el derroche, la oferta sexual a toda hora y prometiendo la mínima demora, el juego, el alcohol, las drogas, los autos del futuro, las limosinas y los homeless parecieran ser las premisas de la cuidad.
Es impactante y hasta divertido, pero no se puede parar a pensar si uno no quiere deprimirse y preguntarse qué pasó con el ser humano, y menos aún encontrar una respuesta con algo de esperanza. Las Vegas, o te dejas llevar, o te ponés a llorar.
Mujeres enjauladas distrayendo a los apostadores para exprimirles hasta el último centavo.
No vaya a ser que varias horas de juego le hagan doler la cintura y el cliente se vaya a descansar, no señor, vaya y hágale masajes para que pueda jugar todo el tiempo que quiera, llévele comida, tragos, que no se pare, dígale que va a ganar.
Michael no murió, es croupier en una mesa de black jack.
Y si, el moralismo tiene un límite. Nos dijeron: "Si te sentás en una maquinita te traen algo para tomar". No se diga más, los intransigentes viajantes cedieron y jugaron unas monedas con la ilusión de quebrar al casino y así lograr un mundo mejor, con menos salas de vicio.
Como no podía ser de otra manera, en Fremon Street, está la pantalla más grande del mundo. 300 metros de lcd, y recitales cada una hora. Es imponente, en esta calle se ve de TODO, japonesas dejándose tocar por stippers, hombres disfrazados de robots o súper héroe, ancianas confianzudas, ventrílocuos, contorsionistas, bailarinas semidesnudas y ningún niño.
Ah, y restaurantes que prometen mandar al comensal directo al hospital, o mejor aún, que son atendidos por enfermeras para el eventual ataque al hígado que puede provocar las hamburguesas que se jactan de contener el mayor colesterol concentrado por gramo hasta la fecha. Capusoto no inventó nada.
Pero no todo es vicio en Las Vegas. Fuimos a comprar yerba a El Rincón de Buenos Aires, y todo cambió.
El restaurant era de un argentino y se lo vendió a René, la sonriente dominicana que aparece junto a nosotros y Mariano, el típico bueno mozo argentino. Volvimos a comer las mejores milanesas napolitanas, empanadas, dulce de leche y sobre todo, ahí conocimos muchísima gente que nos ayudó comprándonos postales para seguir el viaje.
Acá estamos con Sergio, como tantos otros, nos ofreció su casa para ir a dormir mientras estuviéramos en la cuidad, y estábamos tan cómodos que no solo no nos íbamos cuando debíamos sino que también pasamos a ser los ocupas mejor tratados de la historia de Las Vegas. Noches de fernet y habanos, también con César y David. La verdad es que nunca esperamos conocer tanta gente que de alguna u otra manera nos apoyara en Las Vegas. Por estas razones, esta cuidad no va a ser nunca más para nosotros la cuidad del pecado si no todo lo contrario.
Además de todo Sergio me dejó manejar su Camaro, no le pudimos pedir más a Las Vegas, nos fuimos con el corazón más contento que nunca, a encontrarnos con nuestros amigos viajeros en el Gran Cañon de Arizona.

Y para despedirnos, les dejamos una foto ecléctica de las tantas que nos sacamos esos días. Acá con la agrupación tradicionalista boliviana y un grupo de argentinas bartenders.
Pero hasta aqui llegamos, el resto, el reencuentro con los amigos será para la próxima.
Y después de una entrada tan larga, y si el lector llegó hasta acá: ¡LO FELICITAMOS! y se ganó un premio, demuéstrelo y comenté aqui debajo, le haremos llegar el reconocimiento vía Fedex.

18 comentarios:

  1. Buen relato quin!!saludos a la señora, abrazo

    JP

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  2. Y vos no le creias a los Zapp, esas cosas por lo visto pasan, y gente copada, por lo visto, hay en todos lados
    Muy buena entrada!!! Como siempre en realidad.......
    Abrazoooossssss

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  3. Me olvide de las felicitaciones por la mecanica de la westy, ya lo habia hecho personalmente, pero lo dejo por aca tambien, un groso total, Mario nunca massss
    Otra cosa, no se si notaste que el numero de girls direct to you es 69 69 69 69, bastante sugestivo

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  4. me parece que capusotto se inspiró en el heart attack grill para hacer su video de restaurant la angioplastía uauuu
    me sigue sorprendiendo la fidelidad de javier para comentar, creo que le tendrían que dar el premio al mejor seguidor.!
    besoss
    Ro

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  5. Que gusto leerlos, saber que cosechan día a día maravillosos recuerdos para el futuro. Mientras el turista ve lo que ha ido a ver ustedes ven lo que ven... Precisamente ustedes son testigos del aforismo de Pessoa que le citara en una playa del norte del Perú: "los viajes son los viajeros, lo que vemos no es lo que vemos sino lo que somos". Espero verles nuevamente... Saludos desde el atardecer de Máncora, Perú.
    Daniel Odar.

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  6. Geniales todas las fotos, hermoso leerlos ! y hasta nos dio ganas de ir a conocer estados unidos con esos paisajes increibles!!!
    LOS QUEREMOS!

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  7. Me alegra muchísimo que el camino, sus gentes, los estén tratando también... y ya tan avanzado el viaje. Les deseo sonrisas y alegría desde Colombia.

    Vanezza.

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  8. Respuestas
    1. Vanezza y Dani, gracias por sus mensajes, uno desde Colombia y el otro desde Perú, es muy lindo, y nos saca una sonrisa, el encontrarnos con mensajes de amigos del viaje! Los recordamos con mucho cariño. Dani, muy linda la frase de Pessoa.
      Ro, el premio al seguidor más fiel Javier lo tiene hace rato! Qué bueno que apareciste hermana.
      Diani y Guille, los queremos mucho y extrañamos. La más linda, definitivamente, es la más linda!.
      JP: Te manda saludos la señora de Joaquín (gracias!)

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  9. muyyy buena entradaa, sigan con las escaladas en las "paredes" de granito y esas cosas durante todo el viaje jajajajja.. no se como demonios se llama la cosa que hizo q lo llames a mark y este a 3 minutos de donde se te quedo la west, pero lo q es importante es que estan cada dia mejor encaminados, sino no se explica eso tan especial.. sigan divirtiendose!

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  10. Hola queridos!! Muy buena la entrada!! Me encanta ver que después de más de 800 días siguen divirtiéndose así andar ganando lindísimas experiencias en cada lugar que pasan. Sigan su camino y esto hasta su final (capaz que no sea solo alaska..vayan a traversar para Rusia y algún día después de unos 800 días más pasan de visita por mis pagos =D!! Yo también vuelvo al camino, o mejor a caminar. Mañana me voy de viaje para Islandia. Una isla volcánica que queda en pleno Atlántico. Voy a pasar un poco más de un mes allá. Les deseo todo lo mejor,
    Roman.

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  11. Tarde pero seguro... qué buena entrada! Me voy a poner romántica, pero si tanta gente los recibe tan bien en tantos lugares, será q algo tienen q ver ustedes... Besotes!!!
    Toto

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  12. hombre de poca Fe!!! si mirás para atrás y ves que todo es perfecto, incluso lo que haya dolido, empezá a pensar que algo pasa!! jajjaja te quiero!! me encantó todo!! me dan ganas de comentar cada foto, pero no da!!! coincido con Toto y con Iñaki, además de estar bien encaminados, son muy especiales ( soy la mamá jajja) y no soy la única que lo piensa... les mando muchos bessooossssss

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  13. Me encantó el relato acompañado por las fotos, me pasó exactamente lo mismo en la ruta 66 pero no corrí con la misma suerte de tener un contacto tan cercano. Como el auto era alquilado llamamos a la agencia y después de un par de horas nos vinieron a socorrer; como ese día lo dimos por perdido decidimos parar en un hotel (difícil de encontrar en el medio de la nada) pero afortunadamente nos salvó una app de un sitio de comparación de precios de hoteles que nos habían recomendado unos amigos. Al siguiente día visitamos Palm Springs y Pioneertown también, nos gusto mucho pero el calor fue insoportable!!

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  14. Me encantó el relato acompañado por las fotos, me pasó exactamente lo mismo en la ruta 66 pero no corrí con la misma suerte de tener un contacto tan cercano. Como el auto era alquilado llamamos a la agencia y después de un par de horas nos vinieron a socorrer; como ese día lo dimos por perdido decidimos parar en un hotel (difícil de encontrar en el medio de la nada) pero afortunadamente nos salvó una app de un sitio de comparación de precios de hoteles que nos habían recomendado unos amigos. Al siguiente día visitamos Palm Springs y Pioneertown también, nos gusto mucho pero el calor fue insoportable!!

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  15. Correo general por anunciar que nos hemos llegado a nuestra isla de San Martín en el Caribe, después de tres días de viaje de Cuzco en Peru entre autobús y avión .... ¿De qué "perder la cabeza", hasta el punto que Vally ha olvidado su computadora en el último avión! !
    Ouf! Ahora todo ha vuelto a la normalidad y en este momento estamos reorganizando nuestro corto retorno al mundo "activo".
    Dos meses se pasan rápido y vamos a estar de vuelta en la "caravana" de los viajeros del Sur.
    Las imágenes del Caribe estarán pronto en el sitio para enviar a cada uno un poco de calor y nuevos sueños!
    Cuidado a todo el mundo. Buen viaje
    Bruno Y Vally
    www.lesptitscurieux.com

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