Surfers way of life

Una nueva etapa del viaje empezó, y esta puede ser la razón de la demora en subir cosas al blog. La era playera llegó, y con eso la distracción, la vuelta a la vida nocturna, y a la vida en comunidad.

Después de la apuesta fallida de playa en Huanchaco, donde el clima era más para película tapados en la cama que para nadar, partimos hacia Máncora, hicimos un trecho largo que la Westy se bancó muy bien y el calorcito se puso a guardar los abrigos en el placard.

Apenas llegamos, los encuentros con amigos viajeros empezaron, con Adriana y Hugo, una pareja que habíamos conocido en Lima y también habíamos estado en Huanchaco. Al otro día nos encontramos con María y Diego, dos uruguayos que conocíamos poco y estaban con Aline. Y como si fuera poco, nos encontramos con Jenna y su amigo Hugo, para el que no se acuerde, Jenna estuvo con nosotros varios días en el Sur de Argentina y la vinimos a encontrar acá, de nuevo el viaje nos hacía cruzar con gente que siempre queríamos volver a ver.

Después de los abrazos, todos juntos nos fuimos al mismo hostel a disfrutar de la vida.

Joven de remera marcada: "Maestro, te estoy viendo sacándome una foto ¿No te importa?"

Ahh, casi me olvidaba, con el amigo Diego, rioplatense como nosotros, decidimos dar un vuelco de 180° a nuestras monótonas y grises vidas para dedicarnos al surf, ahora es nuestro estilo de vida y no lo cambiamos por nada. Quizás esta instantánea no lo demuestre, pero somos dos temerarios corredores de olas.

Daaaaaleeee que la agarrasssss

Se para, se para, se para..............

Puede ser, pero la fotógrafa, desde la costa debe haber tenido una urgencia que no le permitió retratarlo, quedará en cada uno creer o no en el relato que habla de un final exitoso.

Andrés, Stacey, Jenna, Hugo y Aline, todas las noches así, Hugo chef y optimista acérrimo nos cocinaba delicias peruanas nunca antes conocidas por nuestros paladares.

Aunque a veces María y Diego también se ponían la cocina al hombro, hamburguesas de las mejores y encima con papas fritas perfectas de Clari. Nuestras madres pueden descansar tranquilas, que de la comida no nos podemos quejar.

Tan bien nos podíamos sentir con este grupo que, ayudado por el Vino Gato en caja, me animé a tocar mi primer canción completa con la guitarra en público. No fue en una plaza Nico, pero por lo menos es un comienzo.

De noche, multitudes de locales salen a pasear parlantes en los hombros.

Este es Hugo, el guitarrista, chef, animador, profesor de surf y optimista de la vida. Con Diego pensamos en matarlo en alguna que otra ocasión, personas que hacen todo bien no nos dejan muy bien parados, pero no pudimos evitar tomarle cariño y dejarlo vivir.

La banda festejando el cumpleaños de Hugo en la playa de Los Órganos con un pic nic.

Pelícanos que no están llevando bebes de París, por que no son cigüeñas.

Puf, los atardeceres de Máncora no se pueden creer.

Estreno de ducha solar.

Hamburguesas uruguayas reloaded.

Entre Neuquén y Perú, Jenna y Joaquín hicieron distintos caminos, en el interín, uno se vuelve surfer de ley y una tatuadora. En el reencuentro, uno presta su cuerpo y la otra practica su arte.

Dolor...es.

Siempre al final, la triste despedida, el lado malo es que uno no sabe cuando va a volver a ver a algunas personas, el bueno es conocer a esas personas. Al grupo se había sumado Dani, otro genio peruano.

De otros no nos separamos, seguimos con Diego y María por más días, y con Jenna y Stacey nos veríamos más adelante de nuevo.

Cada día más fotogénico el hombre.

La próxima entrada, antes de las andanzas ecuatorianas, el ya clásico cierre de país a cargo de mi compañera Clara, que siempre que le dieron la opción de ser alguna parte del huevo, eligió ser yema.