...de Ushuaia a Alaska, allá vamos, porque a pesar de las diferencias, todos somos iguales.

lunes, 13 de febrero de 2012

El don de gentes

Teniendo en cuenta la entrada anterior, un tanto polémica, encuentro cierto alivio en relatar nuestros primeros pasos en Colombia. No fueron grandes acontecimientos, sin embargo, algunas historias pequeñas y encuentros con pequeños, son fiel muestra de lo que uno puede ver, si decide mirar un poco más profundamente la vida de un país. Meterse en los pueblos alejados de las cuidades, es darse un baño de amabilidad y generosidad con su gente.
La entrada a Colombia, o mejor dicho la salida de Ecuador fue bien larga, varias horas de cola que no hubieran valido la pena si no hubiera sido por los amigos efímeros que nos hicimos. Un grupo de tres amigos, y tres chicas sueltas, todos colombianos, nos fueron introduciendo durante 6 largas horas al mágico mundo que es este país.


Lo que mejor mueve mi sangre antes de entrar a un país nuevo es ver los cambios inmediatos que se dan entre límites: el cambio de moneda, mirar los billetes, las marcas populares de cerveza que entoldan todos las tiendas, los productos que se venden, las patentes o placas de los autos, y escuchar las palabras que van variando traspasando la línea imaginaria. Son los menudos indicios de que un nuevo libro se abre.


Todo un evento es el momento de pegar la bandera de un nuevo país alcanzado.

El recorrido, por fin, y por primera vez, nos cruzaba con una cuidad de fiesta, en serio. "¿Van a Pasto? Llegan justo para el Carnaval de los Negros y los Blancos". Matanga. 
Este desbarajuste, en la vida cotidiana de los pastusos (dudo que este gentilicio sea el correcto), viene de mucho tiempo atrás, cuando durante 3 días, los blancos jugaban a ponerse en la piel de los negros y viceversa. Entonces, el primer día todos se pintan de negro, al siguiente, todos de blanco. No se salva NADIE, no respetan ni a sus madres, todos, jóvenes, ancianos, niños, policías, bomberos, alcaldes, autos, casas y kiosqueros, cualquiera que por ahí ande, recibe talco, espuma o pinturas, según el día.





El día 3, que debía del párrafo anterior, es el gran desfile de carrozas.
 11:15 AM -"Vayamos con perfil bajo así no nos tiran talco" Sugerimos recién bañados después de una larga semana sin que el agua corriera patinando por el jabón sobre nosotros.
11:16 AM - "Gringooooooooos" grita el cizañero vendedor de pomos de espuma extra large.
11:17 AM - "Deme dos" dijimos, cayendo en su trampa como dos quinceañeras. "¡A defendernos como podamos!".
Como dije antes, ni a la policía se respeta en estos días. Aunque Clari, dudosa de su deseo de desacato, le preguntaba una y otra vez si no la iba a arrestar si le tiraba con su arma. 

Después de embocar a un camión repleto de militares con mi pomo, porque no me iba a perder la oportunidad de semejante acto de insubordinación, me dediqué a maquillar, aunque fuera fugazmente, el bollo que le hizo una camióneta a la Westy en Bolivia.
 Es imposible escapar de pandillas como esta, que se multiplican por miles en todas las calles. Turbas sedientas de descontrol y talco. 
 Jenny y Vanezza, las dos amigas de la fila fronteriza que siguieron con nosotros hasta Pasto. Guías introductoras de lujo para lo que venía.

 El imponente santuario de Las Lajas en Ipiales. Un lugar que no hubieramos ni oído de no ser por que íbamos con Jenny en la Westy que nos insistió para que pasaramos. Mucho mejor que leer la Lonely Planet es dejarse llevar por los lugareños que siempre generosos, revelan los parajes más "secretos".


 Ni  los uniformados en cumplimiento de deberes se eximían del polvo blanco. Estas dos fotos no son en Pasto, pero los pueblos vecinos no quisieron perderse la ocasión y también, todos tienen su días carnavaleros. En otras palabras, todo el sur colombiano estaba en plena joda esos primeros días de Enero. 

Popayán, o la "Cuidad blanca", tiene una arquitectura impresionante, que uniformada por el pálido color de sus paredes la hace especialmente vistosa.
Como teníamos que pisar el acelerador para llegar a encontrarnos con visitas en Medellín, sólo pudimos darle un paseo corto, pero nos bastó para llevarnos una linda imagen.




 Chorizo en Buga la grande, bastante parecido a su par argentino, pero con arepas y frijoles. 

Como decía, teníamos que andar rápido y tanta fue la velocidad que la Westy se empacó, estalló de presión y una manguera vertió toda su agua.
De noche, ruta poco poblada, pero con el envión llegamos hasta un poste de SOS.
Maldición, me dije para mis adentros, siempre me pregunté cómo funcionarían. Después de presionar el botón varias veces y gritar como un enajenado, después de sentirme bastante parecido a Homero, llegó como por un misterio mágico una grúa y nos llevó al pueblo más cercano.
En el Zarzal, por lo que pudimos intuir, no suelen quedarse varados "carros casa", porque mientras un gentilhombre (como casi toda la gente en este país), nos intentaba arreglar la máquina, cientos, millares de humanos venían a vernos, preguntar dónde quedaba nuestro país, a dónde íbamos. NOs había advertido Jenny, "los colombianos somos muy curiosos y charlatanes". Lo comprobamos.



 Nos miraban comer, una decena de pares de ojos, no los quitaban de encima nuestro, 42 grados celcius, Westy a medio reparar, la desesperación golpeó a nuestra puerta. Exagero, era mucha gente buena, que nos ayudaba y entretenía.
El cariño al colombiano ya se hacía sentir.

Por andar tan rápido y tanto tiempo la camioneta se quejó, entonces decidimos descansar un poco, fuimos a Santa Rosa de Cabal, pasando por alto las grandes metrópolis de Cali y Pereyra, con la firme intención de ir a las afamadas termas del lugar. Fuimos, pero por el costo de la entrada, solo nos quedamos en la puerta. 
No era para lamentarse el hecho de dormir en la entrada de las termas.


  Teníamos el eje cafetero por delante pero no sabíamos por dónde encararlo, entonces hicimos lo que mejor sabemos: preguntar.
Nos recomendaron una ruta alternativa a la principal y que fuéramos a Marsella. Este pueblito exquisito, está fuera de todas las guías y rutas turísticas que vimos, y gracias a eso disfrutamos de uno de los mejores lugares que habíamos conocido hasta el momento. Arquitectura colonial, ritmo cansino de parroquia sin apuros. Aldea donde la cárcel se cerró por falta de reos que encerrar, dónde el comedor popular dejó de funcionar porque ya no había hambre.
Esa misma noche dormimos en la plaza central, cosa que hacemos únicamente cuando nos sentimos bien seguros. A la vida de plaza no hay con qué darle, mientras comíamos se nos acercó Kevin, un pequeño sabio de 9 años.
Nos enseño de su país y de su pueblo un rato. No podíamos dejarlo ir, entonces, mientras hablábamos con él en el cantero al lado de la Westy, llegaron su hermano Cristian y su amigo Julián.


No sabíamos bien por qué, pero ese trío dinamita nos encandilaba, con sus teorías, sus discusiones, sus juegos.
Julián, con tono serio y después de descansar su barbilla sobre su mano en posición pensativa dijo:"En la Luna no hay vida, en otros planetas sí, hay gente diferente a nosotros. Otro planeta desapareció, y nadie sabe lo que pasó, lo investigué con mi hermana"
Se iba, pensaba un rato más y volvía a contarnos su tería sobre la discriminación entre personas. Se hacía tarde y queríamos ir a dormir, y no sabíamos que pensarían los padres de los chicos si llegaban a esas horas, entonces les dijimos que vinieran a la mañana siguiente, a eso de las 10 así nos despedíamos.


A las 9:30 en punto, estaban los tres, bañados y peinados, decididos a no dejarnos ir. Realmente, nos costó irnos, pensábamos cómo en unas horas podíamos encariñarnos así con tres personas, ni siquiera nos quedó el consuelo de una dirección de mail, como hacemos entre "grandes", solamente nos fuimos pensando en que si algún día volvíamos a Colombia, y fuéramos a Marsella, encontraríamos a 3 adultos que quizas fueran muy distintos. Esto que cuento no tiene conclusión ni moraleja, es simplemente una historia más en medio de tantas, que hacen de nuestro viaje algo tan único. Si pasan por Marsella, pregunten por Kevin, Cristian y Julián, no creo que nadie se arrepienta.


El famosísimo Eje cafetero, famosísimo como la famosísima modelo Marcela Brane.







 La casa de la cultura, ex convento de monjas de clausura. Este edificio encontró mejor utilidad que la de encerrar siervas de Dios. En esta casa se reunen los jóvenes, juegan ajedrez, ping pong, bailan, cantan, estudian y pasan el tiempo. La gente del lugar la valora muchísimo, y la cree parte fundamental de la prosperidad de Marsella. 

 Clara, y los super amigos, Julián, Kévin y Cristian.

En ese mismo parque central, conocimos a Eli y a su familia que nos invitaron a su finca cafetera, eso que uno no puede dejar de hacer si está en la zona y nosotros estábamos a punto de omitir. La invitación de esta generosa familia incluía festejos, paseos y comidas, que lamentablemente tuvimos que rechazar porque el timepo nos corría. Igualmente, la sensación que nos quedó es la de haber recibido todo eso y más. Hasta cuando nos íbamos, como era hora de almorzar nos invitaron a comer a un restaurant, para que no tuviéramos hambre en el camino.






¡Será hasta la próxima, con los relatos de las visitas que tuvieron la suerte de volar en la Westy por el Caribe!

7 comentarios:

  1. Muy bueno Quin! los extraño!

    Rafa

    ResponderEliminar
  2. Qué buena entrada! Me encantaron las fotos y todo lo q cuentan. A mí tbn me dieron muchas ganas de conocer Colombia! Besos
    Toto

    ResponderEliminar
  3. Que buena la ultima foto! Che casi que me hizo llorar lo de Kevin, Cristian y Julian. como siempre cuentan todo de una manera que uno se imagina la situacion y tal cual.. me los imagine a las 9.30 cambiados y peinados y nose.. me pego. Besos y sigan asi!

    ResponderEliminar
  4. Hola Joaquin, bajar un cambio en montania te da respiro al motor porque anda mas veloz el agua y enfria mejor con el aceite circulando con menor esfuerzo, gran abrazo JC

    ResponderEliminar
  5. Hola Chicos, ACA FAMILIA CHETOBA, les escribo porque me dijeron los chicos de AmericanGol que ya están en Cartagena. Nosotros estamos acá y QUEREMOS UN SOCIO para compartir container para PANAMA. Hay un barco que sale el sábado para Panamá, te estoy escribiendo hoy domingo 19 de febrero. El tema es que para salir el BARCO a más tardar el DIA MARTES hay que CONFIRMAR EL EMBARQUE !!! y nosotros no tenemos motorhome, paramos en hoteles así que no nos podemos quedar mucho. EL MARTES a las 8.00 am debo confirmar CONTAINER para salir el sábado, pero si somos 2 nos ahorramos 350 dolares minimo !!! UDS CUANDO QUIEREN CRUZAR? Ojalá lean ésto y podamos hablar antes de que cierre un container individual. Hay dos clases de container, CHICO 1350 dolares, y GRANDE 2000 o menos si negociamos un poco. En Colombia tengo un celular, es 314 299 9043 - Estamos en el Hotel Toledo, en el barrio de Bocanegra, todo el mundo lo conoce, es un hotel barato. En Frente en diagonal al HOTEL ALMIRANTE que es uno de lujo gigante. En la Av San Martin, la parelala a la playa, en sentido a la calle unas 2 cuardras y media pasando el MacDonals y el Burger. BUeno, ojalá nos podamos contactar y compartir container y aventuras. Abrazo

    ResponderEliminar
  6. no puedo creer que nosotros fuimos la razon del apuro.... esos lugares son increeeeibles!!!
    quiero mas historias!!!
    los extraño!!
    delf

    ResponderEliminar

¡Para dejarnos un comentario tenes que elegir la opción ANÓNIMO y simplemente escribir lo que quieras compartir!