Cambio de planes

Nuestra idea original era seguir por la Ruta 40 desde Mendoza hacia el Norte, ansiosos por seguir acercándonos a Bolivia bordeando la cordillera. Pero como muchas otras veces, nos dimos cuenta que los planes están para ser cambiados, o por lo menos es una buena forma de verlos. El imprevisto en este caso fue la sugerencia de mi hermano Javier de ir a visitarnos a Córdoba.

Pensamos entonces: la provincia mediterránea no está entre nuestros destinos probables, Javier quiere que nos veamos en 2 semanas, suficientes argumentos para tratar de evitarlo. Acto seguido se lo comenté a mi querido hermano: "Mirá, si pueden que sea en otro lado, si tenemos que ir a Córdoba en 2 semanas vamos a tener que hacer mucho tiempo". Después de mi descargo me volvió una ráfaga de agravios irrepetible y se dio por terminada la discusión. Claro, decirle a alguien que está trabajando todos los días de la semana como un burro que vagar por las sierras de San Luis y Córdoba era un problema, justificó sus insultos.

Entonces, el nuevo itinerario incluía la puntana provincia de los Rodriguez Saa y estábamos dispuestos a disfrutarla. Se comenta seguido que San Luis es un país dentro de la Argentina, que tiene el más bajo índice de desempleo, que las rutas son una mesa de billar y más cualidades poco comunes. Constatamos casi todas esas cosas y más todavía, pero la conclusión nuestra no es completamente positiva, pensamos que los hermanos macana, tienen un excelente asesor de marketing que los induce por ejemplo, a pintar los postes de luz de la autopista de colores muy alegres y colocar Zonas Wi-Fi free cada algunos kilómetros. Es verdad que parece estar bien este feudo, pero lo cierto también, es que nos quedamos con la sensación de que hay mucho de maquillaje que se corre con las lágrimas fácilmente.

Más allá de esto, agradecimos el cambio de ruta porque gracias a eso pudimos hacer el cambio de aceite con un señor por demás amable en la capital y después pudimos conocer uno de los lugares más lindos e impactantes hasta el momento: El Parque Nacional Sierras de las Quijadas.

La Reina come un suntuoso sánguche de milanga entre gomas y mecánicos.

El valle de la Sierra de las Quijadas, poca gente conoce este lugar, ingresan muy pocas visitas al día, evidentemente no se da a conocer como se debería porque es un lugar fuera de lo común, hay que aprovecharlo antes de que se llene de gente.

Elegimos para acampar el estacionamiento del lugar, cualquier otro puede ser feo, pero como en este no había otros autos resultó más que óptimo.

La verdad es que esto es un montaje, no es que no ocurra seguido, pero como nunca hay nadie que nos saque una foto mientras leemos tuvimos que actuarla y accionar el autodisparador.

El calor de la caminata que nos llevó a este impresionante mirador me obligó a mostrar mis pectorales bien trabajados.

Ella camina y ríe para ocultar su fatigoso andar y para distraer la mirada de su indumentaria antideportiva.

"El jugo de polvito es una forma mediocre de tomar agua" dijo Clara. Obviamente, como esclava de sus palabras que es, documenté el momento de la contradicción mandándose un Clight entero.

Clari me insistió mucho para que sacara una foto a este lindo Cacto, después quiso ponerla acá, y todo para hacer ver que podría ser un estupendo porta alfileres.

Tengo un imán con los perros últimamente, me ven descansando y sin dudarlo un instante vienen e intentan jugar conmigo, son buenos y me gusta, pero este me interrumpió una siesta en una plaza de pueblo, no se lo perdoné. Después de un tiempo me escribió y ya arreglamos todo, no soy rencoroso.

En el pueblo San Francisco del Monte de Oro encontramos la primer escuela de Domingo F. Sarmiento, es pintoresca y vieja sobre todo. Ahí está lleno de placas que lo llenan de honor.

Pero la verdad es que era flor de vende patria, yo hace poco me enteré que en su exilio en Chile escribía en los diarios trasandinos y proponía que se hicieran de nuestra Patagonia. O denigraba públicamente a cualquier persona que no fuera de origen europeo, ordenaba matanzas y fusilamientos sin tapujos. Además todos tuvimos en nuestra infancia algo de rencor con este anti prócer, por eso después de darle un mate (Esto no se le niega nadie), le dí una buena piña en las bolas.