La cosa es más o menos así, empecé a transcurrir el trigésimo año de mi vida, cumplí 29. No es casual que en este momento de la vida las bisagras abunden, estamos viajando, conociendo gente y lugares que no hubiéramos imaginado en 8 vidas. Todo esto y sólo vamos 3 meses de viaje, obviamente tampoco podemos concebir la inmensidad de lo que vendrá.
Pero para empezar este año, tuve un festejo que tampoco imaginé y que no le faltó nada de lo que yo quería. Además de todo vino parte de mi familia a visitarnos a Mendoza.
Todo empezó de manera muy sospechosa.. ocultando mi vista, me arrastraron dos cómplices verdugos hasta lo que sería el golpe. Encima de todo, Cande y Juan Cruz tenían el aspecto arquetípico de los verdugos. Todo me hacía pensar lo peor. No podía dejar de imaginarme en el cadalso.
Se ve que el aniversario de mi nacimiento eliminó mi poder intuitivo, sólo me llevaban hasta donde estaba la Westy vestida elegante como nunca. Entre la sorpresa y el alivio pude abrazar para la foto a Papá y a Victoria, los dos pequeños dejaron su rol de malvados y volvieron a ser esos dos sobrinos que tanto queremos.
Hubo tiempo para posar junto a nuestra amiga.
En el momento de abrir los regalos, costó hacerles entender a los más chicos por qué me ponía tan contento por recibir de parte de Clari un plato hondo de plástico, es que antes había tenido uno y lo había pisado haciendo marcha atrás.¡Qué alegría tan grande! Este tipo de cosas ocurren cuando uno vive más austeramente, se contenta con un plato hondo y una idea linda de su mujer, como la de disfrazar a un auto.
Juan Cruz, la risueña de Clari y Cande junto a los labios fumadores de Doña Westy.
El festejo fue compartido con mi ahijado que está por cumplir dentro de poco. Papá viajó solo por dos días y pudo estar ahí. Gracias viejo.
A pesar de ser tan joven y pesar poco más de 20 kilos, ese diminuto ser me tuvo de hijo en el Backgamon. No hubo forma, uno cree que se va a tener que dejar y termina utilizando artimañas de viejo lobo para quitarle al menos un punto.
Cande, Victoria y Clari en el Puente del Inca. Este misterioso puente recibe azufre en cantidades desorbitantes, tanto que convierte todo a su paso.
Acá se ve mejor, es un puente natural que debido al contenido de azufre que lo rodea, se ve toda la gama entre el amarillo y el ocre, es muy extraño. En el pasado lo usaban los Incas como su nombre lo indica y después, más cerca de nuestros tiempos algún pillo puso unos baños termales (Las ventanitas que se ven) y un alud o terremoto hizo justicia y lo derrumbó.
Cande y Clari haciendo equilibrio, la más grande no puede ocultar su pasado de bailarina, la postura de sus pies lo evidencia.
"El facha"
En su primer intento Clari quiso soplar la flauta traversa por la punta, ese es el motivo de las risas de mi hermana.
Todos juntos antes de la dura despedida, disfruté tanto de mi familia esa semana que me costó mucho la partida. Igualmente, después de estar 12 días en el mismo lugar la motivación de volver a la ruta y dormir en la Westy ayudó a que se me pasara la tristeza. Gracias por venir a visitarnos hasta tan lejos.
Que bueno que escribieron!!! Hace mucho que no escribían. Se nota por las fotos que la pasaron muy bien!! Me encantó la Westy con sombrero, boca y remera ajajaj. No nos hagan esperar tanto para los relatos!!!
ResponderEliminarse los extraña che, diviertansee
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Hola chicos, estuve leyendo un poco su blog, que lindo todo esto! Dentro de un mes con mi novio y nuestro perro salimos tambien en una kombi a vivir sobre ruedas por america, ojala los encontremos por alguna de las rutas, saludos y buenas vibras hermanos triperos!
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